domingo, 25 de febrero de 2018

"haré oficio de esta casa de carne y mi manto de harapos lucirá como el sol"





Me gusta escribir fotos y echar poemas
roer la carne y mascar hueso
aprender a moverme como un animal nocturno que tiene querencia a la rueda
echarme encima de las luces

Los días buenos, como turistas accidentales que me atraviesan
dejando su rastro de carne tostada.
Después hallaré mi voz
en el crepitar de nuestros cuerpos cuando se amasan
y que mi pelo huela a romero
y tus manos a leña
y nuestro deseo
como un Alcatraz 2.0

Hay una rabia, llámala distancia,
que crece rápida y frondosa
como un bosque
y canciones, como cilicios,
con los que drogarse a solas
hasta reblandecer el uranio
el yunque
tu hierro

Y abatir al petirrojo en el cable

Nadie puede ordenar el relámpago
pero sí celebrar la grieta
y esa caravana gitana de ocasiones
arrastrando los pies
de la máscara del tiempo

Hacer cum laude
de la gramática de tu gemido
y cultivar tus caricias
grapa dulce
hoja verde
para todos los labios eléctricos
para todos mis labios eléctricos

Necesito la curiosidad de mi cuerpo.
El que se busca, se pretende.
Batir el record del propio arqueo,
medir temblor, medir sudor, medir olor

Esnifar existir

Miradas como lanzas
abarcar el momento estrecho
una cascabel entre los muslos
y el uni-verso como antídoto o coartada
clavar bien los dedos y clavar bien al hombre.

Hacer cueva en la noche 
dibujar la bomba y su aureola
acumular vidas
y que la palabra libere.
Latir barrocos. Lo sencillo para el beso.
Quiero deshacer nudos mientras me genero dudas.
Que le nazcan molinos al viento.

Serpentear loca con los ojos como vidrio

Y un poema en la garganta
y otro en el estómago
y otro en el espejo
y otro en el corazón
otro en la cabeza
otro en la entrepierna
y otro en la cama que dejamos huérfana y sucia y lejos
y otro que te jala la hoja

Que yo no voy a modificar la maravilla de amarte en crudo
que vine descalza a la corriente implorando lluvia



lunes, 12 de febrero de 2018

Trábame el corazón cuando estemos en lo alto


asúmanse o disuélvanse
hacia adentro o hacia fuera
pero hay que hacer algo con la escarcha de las palabras que no nacen
y el lirismo de los supermercados vacíos a las tres de la madrugada
y con la vida propia, que parece una forastera que aún no ha deshecho la maleta,
con ella también habrá que hablar.
Decirle que me descosí las vueltas del reloj
y repetí tu nombre tres veces ante el espejo, como la historia de Barker.
Y que con los rayos x de su mirada alguien me comió el corazón para devolverlo triturado, más desnudo y pobre que nunca.

Cuando escribir es una maniobra etílica siento que sirve. Cuando me tiendo sobre la hoja y me muevo con y en ella, y ya no sé quién mancha a quién, ni si alguien gobierna el movimiento, ni quién escribe sobre quién, ni dónde estamos, ni a qué nombre responder, o si yo en el vacío, o si el vacío en mí, entonces funciona, que se me desboque el pulso y el pelo y acabe todo en un tremendo feroz y decadente gemido-rugido, tan siglo XX, tan oh rabia, qué bien, que no me canso de sacarte, una y otra vez.
Y en cualquier parte, y en cualquier día, hora, minuto, cuerpo.  

Al final lo único que no caduca es el instante que tiembla. Un árbol perenne que abrazar cuando está oscuro, incluso a mediodía. 
Agua que solo hierve, desaparece. Habrá que quemar e ir sorbiendo.
Arando espaldas y empuñando sexos.
Escribir a mano para que duela el verbo.

La chica del telediario sonríe en mute a las 20:23. Sus gestos dibujan sus palabras. Si se tensiona, habla de algo doloroso, pero también podría estar gozando, porque el rostro del goce duele. Que ya sé que la felicidad es una anestesia.

[Y tu voz como un submarino que escucho cada noche
mientras se ensanchan las ausencias
y los sueños caen en barrena.

Aquí una y todas sus variantes.
Aquí yo, libando de mis sombras.
Perdiendo el control
tan suave y quieta por fuera

Artes de escaparatismo
un paratodalavida con mi absoluto desorden.

Si llegamos arriba, juntos, trábame el latido
que ya me hice el callejero del acantilado
yo sola].


Imágenes: Nicolas Gavino

https://www.instagram.com/nicolasgavino/?hl=es







lunes, 5 de febrero de 2018

Introducción al deterioro y la estampa que deja



digo turbulencia
para que agarre la casa entera
y digo romperse sin piedad
y echarse a perder
salvajemente
lejos de una tristeza moderata
como un fruto que se golpea solo
de no tocarse

que corra y se corra el tiempo
pero con nosotros.

haremos un engarce hermoso
de piernas largas
sin que me desmaquilles de explosión
-por favor-
ni un segundo

el bricolaje del verbo
y las manos artesanas
que la piel es pavimento
que se moja que arde se moldea se funde
agrieta aja erosiona muta 
y alberga la colisión

y yo relajo el corazón
al pensar en todas las calles 
en las que fui feliz
-coffeeshops balcones estaciones ascensores bañeras
sombras de verano habitaciones calas trenes-
infinidad de lugares
ráfaga
instantáneas del temblor

de todos los hoteles 
salí con bolsas llenas de alegría
de la que no se compra
y
con el cuerpo lleno de razones
abrazando el maremoto 
de los "después"
paridas todas las luces de lupanar
herramienta hermosa
boca, lupa
hecha para detonar tu cuerpo
acción-reacción
el momento convulso
que precede a la canallada
de la tierra que se descose
dentro del corazón

venir a enloquecer de vida
en una cama pequeña
en el instante minúsculo
con la palabra mota de polvo
que vuela entre la ventana 
y la luz

que soy una fetichista 
que se acaricia la memoria 
en cualquier rincón
la visto con medias, rímel
y la pongo a hervir 
hasta enloquecer de raíces
hundiendo codos y rodillas
ser un foulard de caricias
la maniobra perfecta
en mitad del atolladero
de días barco-mecedora de alcohol

y así libo de las grietas 
de mi catástrofe
y abdico en tu mentón
galopada a galopada
mientras arden los paisajes
y hago del poema, habitación.





Imagen: Daido Moriyama