"Hicimos una parada para comprar licor, hielo y cigarrillos, luego regresamos al apartamento. Su única copa había puesto a Cecilia soltando risas y hablando sin parar. Ahora estaba explicándonos que los animales también tenían alma. Nadie se lo discutió. Era posible, lo sabíamos. De lo que no estábamos tan seguros era de si la teníamos nosotros."
ya sabes, las mujeres vienen y van
ResponderEliminarcomo el viento
como la suerte
como la mala suerte
mujeres está tremendo
ResponderEliminarademás es verde
como la esperanza
que hoy viene
con libro de instrucciones
ahora que lo leo
pienso en el viento
y la suerte
son amantes
habrá que confiar más
en el viento
y volar con la suerte
la mala suerte nos la bebemos