sábado, 13 de noviembre de 2010

El desencanto



“Creo que tanto en la familia como en los individuos en particular, hay dos historias que se pueden contar. Una es la leyenda épica, como llama Lacan a las hazañas del yo, y otra es la verdad. La leyenda épica de nuestra familia, que es lo que me figuro que se habrá contado en esta película, puede ser muy bonita, romántica y lacrimosa, pero la verdad es una experiencia bastante deprimente. O sea, empezando por un padre brutal, siguiendo por tus cobardías, con ocasión de un intento de suicidio mío de opereta  en el que cuando tenía ya las pastillas puestas encima de la cama entró una andaluza fisgona en la habitación y dijo ¿pero es que va usted a hacer lo mismo que Marilyn Monroe? y a raíz de eso para evitar tratar de comprender las razones que me habían impulsado a ello en lugar de no sé, pedirme explicaciones y tratar de remediar las situación que lo había producido decidiste meterme en un sanatorio donde lo pasé muy mal”. Leopoldo Panero


“Para estar desencantado hay que haber estado antes encantado, y yo no recuerdo nada más que cuatro o cinco momentos muy frágiles el haber estado encantado. Creo que el desencanto, la desilusión o el aburrimiento, es una cosa que me ha venido impuesta por mucho elementos y en el que yo, simplemente, como en todo, he participado como espectador”. Michi Panero

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