miércoles, 5 de enero de 2011
Trilogía de Berlín
BERLINER PILSNER
eran las siete de la mañana cuando él se escapó de la cama para hundirse en el frío de la calle. Recé un par de veces para que el despertador no sonase o para que nada le importase más que yo. Se hundió en el frío. Yo apestaba a cerveza, mis axilas, mis piernas, mi cuello, mi pelo...Yo misma me sentía como una enorme Berliner Pilsner pero nadie en esta puta ciudad me bebía.
ME GUSTABA
me gustaba que me dijera guarradas, me gustaba escuchar su voz cerda. Fuera, en la luz, yo era una buena chica. A él le divertía. Fuera, en la luz, era suave y educada. Él siempre estaba dentro y fuera se divertía. Yo era una perversa oculta.
CHARLIE, TENÍAS RAZÓN
nuestra ropa apestaba. Nuestros estómagos estaban vacíos. En el cuarto, dos de tres días, hacía frío. Nuestros cuerpos se buscaban bajo las sábanas y se calentaban hasta arder. En esos momentos entendí a Charles, cuando decía que quién no ha pasado hambre, no conoce el sabor de un pollo asado.
Vamos a ver Srta. Desastres:
ResponderEliminartu gusto me parece flipante, sigue sorprediéndome día a día pero lo tuyo "tuyo" me gusta a rabiar
sigue sigue