domingo, 30 de octubre de 2011

En una estación de metro - Oscar Hahn




Desventurados los que divisaron

a una muchacha en el Metro


y se enamoraron de golpe

y la siguieron enloquecidos


y la perdieron para siempre entre la multitud.


Porque ellos serán condenados

a vagar sin rumbo por la estaciones


y a llorar con las canciones de amor

que los músicos ambulantes entonan en los túneles.


Y quizás el amor no es más que eso:


una mujer o un hombre que desciende de un carro

en cualquier estación del Metro


y resplandece unos segundos

y se pierde en la noche sin nombre.

1 comentario:

  1. genial. Rimbaud sí que supo que los mejores viajes terminan en una isla. Besos

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