sábado, 5 de noviembre de 2011
CASABLANCA - Ángeles Mora
Entre todos los bares del mundo
he venido a este bar para encontrarte,
furtiva como siempre,
para rozar la piel de tus esquinas.
Y cómo me hace daño tu cansancio
-ya sabes que mañana es cada lunes-
esa vieja, tristísima, memoria
de buscarle sentido a algo que bulle
como se abre una flor,
así, de golpe.
Manías de la ausencia y tu nostalgia.
Te noto tan cansado...
Quiero dormir contigo. Busco sólo
un poco más de sueño y tabaco.
Quiero morir contigo.
¿Por qué no me prometes un cumpleaños más?
Las arrugas ahí sí que son cosas serias
o el paso de los días,
con mis pechos que bajan a acariciar tus manos.
Y luego cuando un labio nos elude
en la piel de las ingles, ay, no muerdas,
y nos brinca por dentro...
Pero ahora llega el tren
como un viejo caballo del National
qué diestro en los obstáculos,
qué sucia su taberna,
qué mediodía oscuro al despedirte.
Te veo tan delgado
con tus causas perdidas,
tus canas en las llamas de la copa,
mi amargo luchador,
sonriendo lentamente, como si te murieras.
Como al decirme adiós.
Adios es cuando nos despedimos. Cuando no pensamos volver, es como un "Hasta nunca"
ResponderEliminarSaludos