domingo, 12 de agosto de 2012

Joan Margarit


n  a  u  f  r  a  g  i  o  s

La calle, estrecha y húmeda
la ocupan estos trastos:
un sofá roto y una vieja lámpara,
la nevera oxidada y dos colchones
que alguien ha apoyado en la pared.
Es todo cuanto queda de un desahucio.
Son restos del futuro.
A menudo se ven por estas calles,
y sin embargo hoy piensa que, quizá,
son restos de sí mismo lo que ha visto.
Entonces vuelve la cabeza: un gato,
encaramado en el sofá, le mira
como ella antaño con sus ojos verdes.


a  m  o  r     y     t  i  e  m  p  o

Recuerda cuando aún desconocías
que la vida no tendría piedad contigo.
Amor y tiempo: el tiempo nos habita
como arena del río que, despacio,
va cambiando la forma de la costa.
El amor, que ha copiado en tu mirada
la claridad de la isla del tesoro.
Sensual, solitaria, rodeada
por la sonora senectud del mar
y gritos militares de gaviotas.
El sueño clandestino de los cincuenta años.



d  é  b  i  l     c  l  a  r  i  d  a  d

La burbuja de luz dentro del túnel
se lleva nuestras caras hacia la oscuridad.
A pesar de que en mí reconozco vestigios
del niño de la guerra corrompido
por aquel tenebroso mito de la pureza,
me miro en los cristales de este vagón del metro
con una mineral indiferencia
porque, dentro de mí, ya nada cambiará.
Duro amor el de un viejo, como higuera
silvestre y polvorienta.
Su oscuro corazón está escondido
como el de la amapola, entre los pétalos,
rojos y grandes pero, en cambio, débiles.
Cuanto más fría es su pasión, más ciega.
El sexo aún resiste en un tugurio
con una luz muy débil en el fondo del cráneo.
La muerte espera afuera para entrar.


1 comentario:

  1. Miss, si quieres sacar fragmentos terrorícos y llenos de dolor, en este blog estoy contando mi amarga vida:

    http://elblogdemisfantasmas.blogspot.com.es/

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