martes, 11 de septiembre de 2012

Francisco Ruiz Udiel

hay noches en que no quiero saber nada

Hay noches en que no quiero saber nada
ni oír nada,
y lo único que busco
es sentarme en la desamparada calle
y mirar a un perro,
que en su silencio sabe,
permanecer solo quiero,
y desea hablarme con sus ojos
-pero recuerda- y calla.

Esta noche recitaré
a un hombre que perdió su paz,
un poema para morir en paz.

En el momento en que pienso esto
una sombra se me sube
por el pecho y me acaricia
con sus manos la frente
-entonces callo-

Ni la noche, ni la calle, ni el perro
podrán apaciguar esta ausencia.



gesto desvanecido en esquina de una estación

Esta estación no será más una estación,
quedará únicamente mi gesto desvanecido
en el polvo de alguna ventana,
si acaso hay ventanas,
si acaso decido en las estaciones
desamparar algún gesto.

Esperaré junto a las cabinas telefónicas
a que las horas se desvanezcan azules
en mi cigarrillo encendido
de mirada triste e inclinada,
me verán apretar la mandíbula
para masticar, como las aves
que emigran de una tierra a otra,
cualquier bocado de aire
sin saber qué les espera.

El aire se ha vuelto amargo
y aún no sé en qué otras estaciones
abordará mi soledad otro cuerpo.

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