lunes, 3 de diciembre de 2012

allí donde contengo un desierto oscuro




Allí donde contengo un desierto oscuro
de ilusiones enlutadas y oasis fingidos,
con una inabarcable necesidad de caricias,
allí crecía yo.
Allí donde retengo un ansia, un quiero y un instante turbio.
Precisamente ahí, no entraba nadie.
Sería una coraza.
Sería una melancolía indómita la que me infectaba.
Serás tú que me hallas siempre ofreciéndote un abrazo de aeropuerto
y me encuentras ondeando una bandera de mujer sin patria
que sólo pretende arder en las fronteras de tu cuerpo.
Arder, sí,
en portales de madrugada que nos marcan el regreso
a esas casas que no son hogares,
a esas pieles que no son puertos.

Se me puede hacer eterno un segundo
y puedo morir en el interludio de tus miradas
y los días sin ti son pequeños ataúdes
repletos de los besos que no te di, que no te estoy dando,
ataúdes que rebosan gemidos que desembocan en el viento,
mientras se pudre el amor de los que no se tocan
y germina el deseo de los que como animales se ansían. 

(y no es muy normal sorprenderse
y no es muy normal encontrar tanta luz)
  
Pero ya está, entraste,
en esta hembra inhóspita y lejana
Irrumpiste en mi noche oscura.
Ya me quité el hierro,
el escudo, la angustia.
Me arranqué la rabia como ropa vieja.
Hay esquinas de la vida que pueden resultar hermosas.
Hay que aprender a clavárselas bien adentro.

7 comentarios:

  1. es precioso, todo. pero me quedo con las dos últimas lineas, ojalá algún día empiece a desangrarme así

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  2. Para mí, tu blog es otra de las esquinas de la vida más hermosas.
    Tu voz ya no me extraña y la tengo clavada bien adentro

    Besos para Julia

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  3. Quizá usted también estaba afectada por disquisiciones melancólicas. Hembra inhóspita y lejana...eso es un encanto.

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  4. he tropezado en el pasillo con un pequeño ataud afinado hacia el pie.

    un saludo

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