viernes, 4 de enero de 2013

Joan Margarit
























m e l a n c o l í a    f e r r o v i a r i a

La luna en las ventanas de uno de los lados
del vagón restaurante. Con desesperación,
como un fanático, por los raíles
de brutales heridas del pasado,
veloz, el tren nocturno es un caballo
brillante de sudor en su galope.
Siento sus cascos al pasar los puentes
de hierro mientras cruza por tu muerte.
Tu muerte siempre está dónde yo voy:
ahora es un espejo
negro que va delante de la máquina
y la enfrenta a su infierno. Nadie llora
por ti, no queda ya un solo pañuelo
que alguien agite desde algún andén.
Soy este tren nocturno que busca dónde sea
una silla de ruedas en la noche.

1 comentario:

  1. la emoción va creciendo como el ruido de los raíles de un tren nocturno que se va acercando hasta hacerte estremecer
    im pre sio nan te poema...

    un abrazo nocturno y sin alevosía

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