sábado, 19 de enero de 2013

Pura Salceda





 Y O    S O Y   A S T A R T É

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,
no me dejes perder lo que he ganado
FEDERICO G. LORCA


Desnudé mis pies para tu boca.
En ella, mi danza se calza
con las notas de esta imperfecta partitura
porque mi nombre es Astarté,
la que lucha,
la que vence,
la que cabalga río arriba.

En este mundo que habito,
las normas se establecen
en el delimitar de las manos,
en cúmulos expectantes
de las sombras que tú llenas,
de las miradas que yo permito.

Y me esperas,
siempre me esperas,
porque yo soy Astarté,
la que lucha,
la que vence,
la que galopa en el río de cantos negros,
cuando tú ejecutas un guión pactado
que mantiene la distancia precisa
entre el laurel y la paloma.

Y a pesar de que sólo existes
porque yo así lo quise,
me enredas en un vértigo de huidas.

 


 



















Y O   S O Y   E L   F I N A L   D E L   V I A J E

Me miras con ojos de negras ciruelas
mientras te balanceo en este oleaje
que provoca mi cuerpo,
roca que abraza tus mareas.
Rozas mis orillas
cuando caminas por la senda abierta
de una voz que te reclama.

Escucha mi canto.

No soy la sirena que desvía tu rumbo.
Yo soy
-bien lo sabes-,
el final del viaje que tu mapa señalaba.



2 comentarios:

  1. Justo me estoy leyendo ahora Un poeta en Nueva York y no encuentro una cita que vaya mejor con el primer poema. El final es sencillamente brutal.

    Abrazo.

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  2. El final del camino no siempre es el final del viaje...

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