domingo, 20 de abril de 2014

en el forcejeo


























Será como un edificio dinamitado, como una travesía sin puerto. Pero soportaré mis partes demolidas porque sé que en el encuentro de nuestras pieles no existen las penurias. Porque adolezco de tu terrible dulzura y me tripulo con toda la ebriedad que contienen los sueños que en voz alta se aúllan.

La rutina, simple calima que nace del fuego y del frío. Habitaciones desvestidas en mitad de un invierno de distancia y recordar el viaje de la carne, apretados hasta el crujido. Así se sanan los endiablados ataques de nostalgia.
Reclamo tu horizonte de desangrados soles inundado, tu playa viva. Reclamo tu risa retumbando en estas presas que acogen llanto. Reclamo la alquimia generosa que ofrece el amante desarmado.

Me gusto en mi fuerte debilidad, extrema y contorsionada para abarcar todos tus nortes y desdoblarlos en inventados mapas. Me gusta hundir nuestras fortalezas y renacer épicos y libres, respirando en los abrazos. Con el amor batiente, revolucionando el núcleo, que será el alma de drugstore que tenemos, que serán líneas marítimas de venas que laten de acercamientos.
Con las tripas revueltas de la ciudad que nos esculpe y nos escupe calle arriba y desde los pisos altos, anclados a eternos raíles que sólo muestran desfiladeros que rozan olas de piel, temeremos la mort subité del amor y sus raíces y aún así seguiremos caminando.

Sabrás de la agonía del domingo que te viene a molestar charlatana y se te sienta en las rodillas. Y sabrás que me estaré doliendo de ti y de mundo, en este mismo instante. En el forcejeo del verso, golpeada, inmediata y cicatrizada, salina y estallada en mercurio. Sólo sabré derrocharme en tu ansia. Sólo sabré reconocerme cuando con todo el delirio desaloje para ti mis palabras y sea la isla que te busque en pleno naufragio.
Reyes de las cosas sencillas que llenan la alcoba de señuelos dulces que llevarse a la boca, somos. Con las ganas enloquecidas, haré celdas con mis dedos y mis caricias severas serán tuyas y más tarde, sin relojes, inundaré mares sedientos de ti.

Y cuando acabe todo y tan aprendidos como crípticos, en la cópula del verbo y la mirada, nos sintamos, llegarán las milicias del olvido para sólo recordarnos como cuerpos que un día hirvieron de vida.

2 comentarios:

  1. Te leo y me hago pequeñito.

    "Reclamo la alquimia generosa que ofrece el amante desarmado."

    Qué bueno....

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  2. Es interesante el punto de vista femenino, siempre se aprende algo nuevo.
    Un saludo.
    HD

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