tendrá que ver con mis ojeras, con mis pómulos, con
las puntas abiertas de mi pelo
tendrá que ver con hombros culpables, con pasos
pegados a los arcenes que buscan luces largas que me cieguen.
tendrá que ver con leer una prosa indecente en el momento
inexacto de la hora bruja.
o unas gotas de ti como remedio homeopático que
corten las cuerdas que tensionan cada músculo que me voy inventando.
fui tercera hembra para un padre con los dedos
cruzados pero le sacié de canchas mientras me dedicaba a esprintar sin mirar
atrás, por eso del miedo y del bloqueo.
defensa al hombre, me decían pero siempre dejé
flancos.
nunca esperé mucho, si acaso la voluntad.
dejé libros a medias y amores roídos que se
envuelven en papel albal para más tarde.
cogí trenes nocturnos y soñé despierta atravesando
paisajes oscuros que confesaban nostalgias ajenas.
de día escribo frases con luz y al meterles mano
cuando cae la tarde las vapuleo y las lleno de cansancio para que hagan juego
con lo descolorido que traigo.
por la mañana heroína que convierte fondos en
simples decorados de tragedia. me dejo
contenta y me pongo a bailar en cornisas ensalivadas de futuros llantos,
suicida inmortal, cuánto más altas mejor, sabiéndome caída y esparcida una vez
más.
tendrá que ver con la resaca que trae todo eso que
se pudre dentro de no usarlo y mirarlo, como sueños caducos o el constante
spoiler al que nos somete el pesimismo.
que ya me haya aprendido no significa que no sea
capaz de dolerme. de acecharme cuando me doy la espalda. de no tirar de la
anilla cuando hace falta. perderme en mi álgebra alborotada de rutinas,
estorbos e indultos que no me concederé nunca.
será que albergo esquinas desiertas que me guardo
de postre o última voluntad. que todo me viene bien, camaleón en el dolor y en
la alegría. esquizo, dócil, cala que recoge mar.
nos sacudiremos vanamente al animal en celo que nos
habita desde hace siglos.
desportillada el alma errante que alberga la súbita
pena y la sonrisa que es arco deslumbrante y tablero en la deriva.
confieso el agravio
de amarte y el pasar del tiempo que endurece la mirada. confieso el vapor de
pieles que sueña esta hembra que ensaya el tenerse en pie en mitad del daño. confieso ser un aparejo triste que traga y fabrica lluvia y se oxida de raíces a
pestañas. desasida de la mano de la cordura, me dejo a lomos de la debilidad
que me viste de idiomas raros cuando aprender a entenderse y a ir muriendo sea la
hazaña.
Siento que sos una mujer con el cuero curtido. Te abrazo, fuerte.
ResponderEliminarWaw, me ha impactado, aún no sabría decir si lo he comprendido del todo, pero eso me pasa mucho con algunos textos, debo regresar a ellos y descubrir que me dicen... por que lo que me dicen a mi no es lo mismo que dicen a otros, y posiblemente vaya mas allá de lo que quieran contar... es la magia de la literatura!
ResponderEliminarnuca esperé mucho, si acaso la voluntad.
ResponderEliminarqué bonita eres miss.
fuerte abrazo.
"nunca esperé mucho, si acaso la voluntad" touché, otra vez, y van...
ResponderEliminar"nos sacudiremos vanamente al animal en celo que nos habita desde hace siglos"
ResponderEliminarintensa e impecalbe, como siempre
Temblor.
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