Soy la que habita esta malpagada soledad que llena todos los
estadios de mi alma.
Eterna aleación de la hembra que vuela y naufraga.
Me estrecho para atravesar los domingos sin que me vean
de puntillas, insonora, indolora, como la nada.
Hago cuenco con mis manos, por si las lágrimas,
que luego vienes a pedirme la sal.
Traes tu voz calmante, para la desnortada niña que me vuelvo
de vez en cuando,
que las hojas muertas borran los caminos de regreso
y cuando me nublo no me sirve ningún sol.
Traes el poema drenaje,
el deseo amplificado en tu mirada.
Toda mi extensión para ti, tan señalada de abismos y
alambradas.
Hinchados de suspiros para respirar en los fondos
en la belleza submarina de algunos versos
que no se sabe si eran sangre o eran yodo.
Fabricar huidas y dejar atrás las costumbres,
sus manicomios, sus maromas.
Volvernos carnada,
dulce señuelo que pliega cual abrigo su coraza.
Intentar romper el día, partirlo como una baraja,
hallarnos en un punto impreciso pero precioso.
Sellar la noche en nuestros cuerpos
Un altamar del vicio hecho con nuestros restos
y que nos nazcan líricas branquias.
y que nos nazcan líricas branquias.
Sernos
Encerrarte en mi boca
y que el poema conspire bajo tierra
y eyacule cantos extremos
y árboles que serán ataúdes o libros.
Dueños de nuestra propia gangrena.
Con crayón darte mis más obscenos colores,
justo cuando las ideas en mi cabeza me ensucian la boca.
La aventura de la conversación que caliente el futuro de la
próxima media hora,
las arrugas del mantel
augurando el oleaje del vino en la habitación
que ya se esculpirán mañana los fracasos de este momento,
ya volveremos sin remedio al mar de los sargazos
y a los lamentos.
Me temo que tú habitas este poema y eso te vuelve única. Me encantaron las imágenes y tu manejo, no sé cuántas veces te leí.
ResponderEliminarv.
Yo te imagino atravesando pasillos en penumbras, siento tus desgarros casi como propios (nunca se puede del todo), tus poemas me aflojan las piernas...
ResponderEliminarAlud de tinta, eso eres un alud bendito.
ResponderEliminarTodo cruje desde las sillas hasta el alma
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