...vamos, yérguete de la silla, ponte guapa:
estamos convidados
a envejecer del todo, y a morir.
Félix Grande
Con las horas imposibles llené un espacio inadmisible dentro
de mí.
Fui construyendo un vertedero con todo lo que no supe
reciclar.
Aislé el momento enfermo para no tocarlo y mientras tanto,
me tocaba
para olvidar y respirarte.
Quise borrar el resplandor y las franjas,
baba de caracol,
senderos de deseo,
imposible de amputar este amor tan grande y caníbal.
Un amor
que no sabe comportarse, ni piensa aprender ni vestirse nunca.
Un amor en
taparrabos. Que se pinta la boca y se encuentra el corazón en cada pliegue.
Un amor que agita los brazos y siempre trae hambre y
belleza.
Yo desespero pero no grito. Es un huracán silencioso o mi
piel un climalit.
Ocho octavas epatadas. Y la luz que asfixia.
Quiero apilar
mis caricias sobre tu tierra con la mirada como aderezo.
Y mi cuello,
cuando lo hiere tu
lengua,
llega hasta el infierno.
Cancelen la distancia entre cuerpos,
sorban
mares y déjense peinar por el viento.
No hay nada más hermoso que sentirse en
otro cuerpo.
Hay algo más de desesperanza en lo últimos poemas. Pero siempre es una poesía llena de fuerza y bien escrita.
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