sábado, 15 de octubre de 2011

La soledad del corredor de fondo (fragmento) - Alan Sillitoe

Después, empezó a supurar angustia a cada paso que daba. La amargura se retiró y ocupó su lugar un sentimiento de una intensidad que no había conocido hasta entonces. Ahora, sus pisadas avanzaban más decididas por la acera, entre el gentío del mediodía. Entonces, mientras empujaba las puertas de doble batiente y se acercaba al atestado y ruidoso mostrador de una taberna, le pareció que ya nada volvía a importarle. Desde allí, mantuvo fija la vista en aquella hermosa trampa rebosante del cebo de las jarras de cerveza que le conducirían hasta la mejor e inimitable especie de olvido que existía.

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