domingo, 16 de octubre de 2011

los justos - Jorge Luis Borges

Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

2 comentarios:

  1. debo decirle que sus entradas, ya apueste usted por el lenguaje verbal o el visual, me roban un intervalo nada despreciable de mi día. Desde cualquier posición natural y tolerable yo debería de quejarme; pero es que, dentro de su blog, me encuentro en un lugar donde el tiempo se sublima. Tendré que ir a lamentarme a otro sitio, pues. Besos

    ResponderEliminar
  2. y yo debería contestarle que me encanta robarle su tiempo y que sus comentarios me animan a seguir compartiendo y creando.

    besos

    ResponderEliminar