miércoles, 9 de noviembre de 2011
Tren expreso (1912) - Gottfried Benn
Pardo como el coñac. Pardo como el follaje. Rojizo. Amarillo malayo.
El tren express Berlín-Trelleborg y los balnearios del Mar Báltico.
Carne que se desnuda.
Bronceada por el mar hasta en la boca.
Madura, inclinada hacia la felicidad griega.
En la nostalgia de la media luna, qué lejos está el verano
Ya es el penúltimo día del mes noveno.
Anhelamos el rastrojo y la últimas almendras.
Despliegues, la sangre, las fatigas,
la cercanía de las dalias nos aturde.
El moreno masculino se lanza sobre la piel bronceada femenina:
una mujer es algo para una noche
y si fue hermosa, ¡también para la próxima!
Oh! Y después, otra vez este estar-otra vez-consigo-mismo
Estos silencios. Este dejarse-llevar.
Una mujer es algo con aroma.
Inexplicable. ¡También muere! Reseda.
Allí está el sur, el pastor y el mar.
Sobre cada declive se recarga una dicha.
La piel trigueña femenina se tambalea hacia el cuerpo bronceado
[del hombre:
Detenme. Escúchame, me caigo.
Tengo la nuca muy cansada.
Oh, esta febril, dulce, última
fragancia de los jardines.
finísimo poeta. Llegó a amenazar a la sintaxis
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