lunes, 20 de agosto de 2012

Alberto Santamaría




Yo,
te comería el corazón y los pies fríos
cuando empiezas a beber, y tus ojos
se encienden como dos animales celosos.

Yo,
te comería el corazón, las palmas de las manos,
cuando el camarero te mira, nos mira
y elevando tus ojos en el aire pides otra.

Yo, amor,
te comería el corazón y el hambre, la soledad
entera cuando empiezas a beber, y sin venir a cuento
dices mi nombre como si nombrándome
yo fuese el único cuerpo de la tierra.

Yo, amor,
te comería el corazón, los pies, el aire
cuando juntos ya en casa,
casi heridos,
me devuelves tu nombre, sacias mi sed.

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