domingo, 28 de octubre de 2012

Francisco Umbral

 

Parece que el hombre se viene drogando, de una forma u otra, desde la prehistoria, y que también los animales se drogan o estimulan a su manera. Schiller olía manzanas para flipar, Stendhal leía unos párrafos del Código Civil, Artaud tomaba peyote y se rascaba con un puñalito una herida del cráneo, Balzac bebía café continuamente, Baudelaire hizo de las drogas su segunda profesión, o quizá la primera. Verlaine le pegaba al ajenjo, Dylan Thomas a la cerveza, William Burroughs a todo, Cocteau al opio, Poe al alcohol, Plá al picón, Tennessee Williams al martini con seconal, Capote a la vodka, los antiguos a la mandrágora, como excitante sexual, Rubén Darío a los alcoholes apollinerianos, Michaux a las drogas que transforman el sueño, y en este plan. Sólo que la droga, la que sea, pone al genio o al creador a la altura, de sí mismo, le salva de la condición mediocre de los días, en tanto que, para el resto de los consumidores, cualquier droga no es sino pasivizante, evasiva, desestructurante de la personalidad. Hay quien se droga para huir -del vino al LSD- y quien se droga para crear. En este último caso podríamos hablar de la droga como cultura (y de la cultura como droga). El señorito español, tradicionalmente, se desvirgaba con una botella entera de coñac. Hoy lo hace con una sobredosis de material. Pero sigue siendo un señorito bebido o drogado. Nuestra literatura ha sido una literatura de café con leche. El cuerpo suministra sus propios venenos y sus propias drogas al cerebro, mas tendríamos que hacer nuestra la frase del Claudio de Robert Graves: -Dejemos que nos invadan todos los venenos que acechan en el fango.

5 comentarios:

  1. Un escritor maravilloso, aunque sólo he leído Las Ninfas. No se consigue demasiado por acá, pero con ese trago me ha sido suficiente para saber de su delicadeza poética. Cuál habrá sido la droga que le dio tanta luz? Un abrazo.

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  2. No soy un hombre moral (aunque trate de mantener mi conciencia equilibrada), ni un sabio; no soy un esteta ni un filósofo. Sólo soy un hombre nervioso. No tengo principios: lo único que tengo son nervios.

    Joseph Brodsky. Marca de agua

    ¿Por qué empieza alguien a usar estupefacientes? ¿Por qué sigue usándolos hasta convertirse en adicto?
    Uno se hace adicto a los narcóticos porque carece de motivaciones fuertes que lo lleven en cualquier otra dirección. La droga llena un vacío. Yo empecé por curiosidad. Luego empecé a pincharme cada vez que me apetecía. Termine colgado. La mayor parte de los adictos con los que he hablado tuvieron una experiencia semejante. No empezaron a consumir drogas por ninguna razón en concreto. Quien nunca haya sido adicto, no puede hacerse la idea de lo que significa necesitar droga por ninguna razón en concreto. Quien nunca haya sido adicto, no puede hacerse la idea de lo que significa necesitar droga con la tremenda intensidad de quien esta enganchado. Nadie decide convertirse en yonki. Una mañana se levanta sintiéndose muy mal y se da cuenta de lo que es.

    William Burroughs. Yonki

    Tienes unas piernas muy bonitas, pero me temo seas demasiado rígida.

    En cualquier caso acepta mis disculpa, por favor, no pretendía molestar.

    Un saludo

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  3. ¡Toreraaa!!!

    Estoy contigo; drogas las habido siempre y las habrá sean hierbajos del monte o sintéticas de laboratorio. Estén prohibidas o recetadas. Machacándose el cuerpo o tiomándolas. Todos nos drogamos con algo y el que diga lo contrario: miente.

    Ahora, está claro que nada tiene que ver la cultura-droga con la incultura-mepongohastalascejas. Me gustó mucho, saludos, Ann@

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  4. Me encanta pasarme por este cajón de desastres naturales(te sigo y cuando puedo). Ian Curtis en este instante. Bieenn... La botella de Ballantines con tapón de rosca del maestro Vallisoletano, la vieja Olivetti y el mundo repleto de drogas. Tantas como las 14 pastillas que me tomo para sobrevivir. Soy el mayor yonki del S.S., amiga. Mi corazón siempre está hambriento de drogas, sino me las tomo dicen los médicos; que me puede pasar algo. Qué curioso… No te olvides de mi amado Faulkner. Y, qué siga el desastre igual de natural. Abrazos

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    Respuestas
    1. imposible olvidar a Faulkner...
      " No es que pueda vivir, es que quiero. Es que yo quiero. La vieja carne al fin, por vieja que sea. Porque si la memoria existiera fuera de la carne no sería memoria porque no sabría de qué se acuerda y así cuando ella dejó de ser, la mitad de la memoria dejó de ser y si yo dejara de ser todo el recuerdo dejaría de ser. Sí, pensó. Entre la pena y la nada elijo la pena. "
      Las palmeras salvajes

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