sábado, 27 de octubre de 2012

lo siento, no llueve




Requiero de los grises y de los cielos bajos que casi toco con los dedos. Factor meteorológico y malabares de tres bolas: pena, pasión y desaliento. Puedo usar a mi hombre como una epifanía nocturna pero al final sólo le regalo requiebros y me ofrezco como tributo para su denostada violencia, en cuartuchos con luz de celda y frentes abiertos. Te prometo que traigo la materia aprendida y aprehendida desde mi más adentro, es sólo que a veces la gata ruge o simplemente ronronea, pero nunca miento. Parezco un lugar seguro cuando me pierdo en el crepúsculo. Cuando hablo del desamor soy una amante impertinente, la rabia se acuesta conmigo pero siempre delante de otra gente. 
Rezo por el suicidio del mercurio. Por la lírica teñida de rojo-burdel. Por las trampas y los tramposos. Por seguir encriptada largo tiempo, y que no me aprendan nunca. Sueño ser emboscada eterna, epilepsia dulce e isla en tu naufragio. El cuerpo al que le tienes querencia, el puerto de tu desembarco.
Si no voy en vuelo raso, todo son noches de vino blanco, lo siento. Una copia defectuosa de mi mejor momento, si lo hubo, claro. Trémula y mermada soy el mejor de los tangos. Pero qué pena que me confundas con un aparato eléctrico que busca toma de corriente para ser útil, cuando a veces yo no quiero ser nada ni nadie, cuando no voy armada de mí misma, ni disparo. Cuando creo que también hay noche en las estrellas; cuando pretendo sonreír y sólo escupo letras románticamente mediocres, de esas inofensivas que venden en todas las tiendas. 
Y ahí está, yo misma me impaciento y me pongo a sufrir aunque no llueva y me busco en el desencanto..y te juro que me encuentro.    

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