viernes, 5 de octubre de 2012
Nicolás Guillén
Y el hallazgo, enseguida? ¿Y la manera
que nadie comprendiera
que ésa es nuestra propia manera?
Un roce apenas, un contacto eléctrico,
un apretón conspirativo, una mirada,
un palpitar del corazón
gritando, aullando con silenciosa voz.
Después
ese aletear de las palabras presas,
palabras de ojos bajos,
penitenciales,
entre testigos enemigos,
todavía
un amor de "lo amo"
de "usted", de "bien quisiera,
pero es imposible..." De "no podemos,
no, piénselo usted mejor...."
Es un amor así,
es un amor de abismo en primavera,
cortés, cordial, feliz, fatal.
La despedida, luego,
genérica,
en el turbión de los amigos.
Verla partir y amarla como nunca;
seguirla con los ojos,
y ya sin ojos seguir viéndola lejos,
allá lejos, y aún seguirla
más lejos todavía,
hecha de noche,
de mordedura, beso, insomnio,
veneno, éxtasis, convulsión,
suspiro, sangre, muerte...
Una pregunta que quería hacerte: ¿todos estos poemas que publicas son tuyos? Es que aunque casi nunca te comente me parecen fabulosos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Verla partir y amarla como nunca.
ResponderEliminarUn poquillo duro el relato, enfín, muy grafico.
Eliminarbesos.
ResponderEliminaruna dulce y preciosa patada en la entrepierna...