te aguardaré como quien espera
el golpe que precede al dolor
con el punto de embriaguez que ofrecen
los pulsos que nos brindamos mentalmente
hasta y hacia el éxtasis
habitaré el acorde
ya mecida y llena en la duna de tu palabra
mi corazón es un órgano que brama
un barco atorado en la niebla
que nunca soñó ser alondra,
perfume o pared que cubra la hiedra.
llévame al desfile de la náusea
y muéstrame la soledad del loco que te habita
aquel que alimentas cuando nadie te ve
aquel que porta la herida que revierte en manantial
y que no sanas por gusto
querencia y perversidad.
aquel que asfixias en tu ventana
cuando sólo le muestras la luz devorada
me sabes
de noche tapizando la angustia
y la angustia es un colador
y mis manos siempre manchadas
me sabes
carne encendida
presa nerviosa que se vuelve señuelo
se condenó por dentro lo no gritado
y te pido que me llores entera con tu cuerpo
hazme rambla
y llévate hasta el fondo
en lo agitado del amor
porque la sangre cuando pesa no se elige
sólo aprieta
ahora que insólita me vuelves
en el hurgar audaz de los desconsolados
déjame un camino
por si la maleza
e imagínate viviendo
y estar dentro
cuando el amor era la espina del pescado
la flor en el barranco
la pasión de invernadero
y el agrio olor de lo hacinado
que el poema es la grieta
el escombro
la bestia que moribunda
ahuyenta con su aliento
cualquier paisaje que no contenga estremecimiento