martes, 11 de febrero de 2014

en el vértigo




Quiero desconocerme
hazme forastera con tus labios en cueros.
Qué abuso de temblor en nuca, pezones y aliento
cuando me alcanzas con destreza la espalda y el invierno en el vértigo.

Con tus suelas que se gastan
como sexos que se usan y se incendian
y desprecian después, cuando arrecia el drama de la luz que siempre traerá el tiempo

Yendo a algún lugar que tenemos dentro
traigo restos del temporal en las bocas y en el pelo.
Gemidos acústicos llenando de caos universos.
Tus versos son esquelas para el desastre.
Acepto la penetración tóxica de tu hambre en mi noche abierta,
en mi sed de rocoso cauce
Acepto la confusión de palparnos a trasluz en la incertidumbre pero verdaderos,
con el antojo del que ansía saciarse.

Tierra, relájate, me maldigo,
el amor es un instante de alboroto
geometría de cuerpos de resina a la deriva
nuestros templos.
Me hallaste el pulso en las muñecas junto con los suicidios.

En lo rotundo de mi fragilidad te ofrecí mi mal de altura
en lo que embiste
con el animal sangriento y sangrante y sagrado
que se pierde en la llamada del afilador de la congoja
que viene a limarte la punta del dolor para que te cabalgue entraña arriba
vientre adentro.

Piel que toma la caricia y devuelve el hueco
desprende la carne del recuerdo
depura la paciencia y vuélvete salvaje
lame el óxido del reloj que corre diabólico en la corriente.

Mirando fotos de Kertész para acabar de arruinar deformar inclinar la alegría
se nos detiene la sangre
boca abajo
Te doy mi amor como una nodriza oceánica que regala el mar que habita sus pozos.
Néctar, liba

Porque tú y yo nos fingimos fuera del poema
fuera del recinto que acota la estrofa, desvivimos.

Suena a metal
Suena a cristal
Suena a tristeza

A maldad
sabe a litio sabe a letargo de horizonte
a zumbido de nostalgias crudas e insanas

Vestirme de tu piel cualquier mañana como quien muda la vida que le calza
exhibir desasosiego,
someter el alma a una autopsia furibunda
y con un chasquido eléctrico desaparecer entre palabras
renunciar al suelo en la caída
con el gesto malcriado del que quiere vivirse hasta el fondo.

5 comentarios:

  1. Nodriza oceánica
    Nunca se me hubiese ocurrido unir esas dos palabras. Son toda una epifanía. Espléndido miss. Tu poema sabe a mar, desgarradura y litio.

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  2. Me suena a amor, me suena a persistente alboroto, tu cuerpo, tu poema. UN abrazo.

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  3. Cuando te leo, se me conjuran los cóncavos y convexos, controversados y fusionados de un vino que baja las noches y eyacula los fondos, en un estallido que se vuelve, ese estremecimiento poético, esa sed, esa danza.....

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  4. del mismo óxido que compro yo
    llenas de sabores nuevos la poesía.
    magnífico.

    un beso

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