Quiero desconocerme
hazme
forastera con tus labios en cueros.
Qué
abuso de temblor en nuca, pezones y aliento
cuando
me alcanzas con destreza la espalda y el invierno en el vértigo.
Con
tus suelas que se gastan
como
sexos que se usan y se incendian
y
desprecian después, cuando arrecia el drama de la luz que siempre traerá el
tiempo
Yendo
a algún lugar que tenemos dentro
traigo
restos del temporal en las bocas y en el pelo.
Gemidos
acústicos llenando de caos universos.
Tus
versos son esquelas para el desastre.
Acepto
la penetración tóxica de tu hambre en mi noche abierta,
en
mi sed de rocoso cauce
Acepto
la confusión de palparnos a trasluz en la incertidumbre pero verdaderos,
con el antojo del que ansía saciarse.
Tierra,
relájate, me maldigo,
el
amor es un instante de alboroto
geometría
de cuerpos de resina a la deriva
nuestros templos.
Me
hallaste el pulso en las muñecas junto con los suicidios.
En
lo rotundo de mi fragilidad te ofrecí mi mal de altura
en
lo que embiste
con
el animal sangriento y sangrante y sagrado
que
se pierde en la llamada del afilador de la congoja
que
viene a limarte la punta del dolor para que te cabalgue entraña arriba
vientre
adentro.
Piel
que toma la caricia y devuelve el hueco
desprende
la carne del recuerdo
depura
la paciencia y vuélvete salvaje
lame
el óxido del reloj que corre diabólico en la corriente.
Mirando
fotos de Kertész para acabar de arruinar deformar inclinar la alegría
se
nos detiene la sangre
boca
abajo
Te
doy mi amor como una nodriza oceánica que regala el mar que habita sus pozos.
Néctar,
liba
Porque
tú y yo nos fingimos fuera del poema
fuera
del recinto que acota la estrofa, desvivimos.
Suena
a metal
Suena
a cristal
Suena
a tristeza
A
maldad
sabe
a litio sabe a letargo de horizonte
a zumbido de nostalgias crudas e insanas
Vestirme
de tu piel cualquier mañana como quien muda la vida que le calza
exhibir
desasosiego,
someter
el alma a una autopsia furibunda
y
con un chasquido eléctrico desaparecer entre palabras
renunciar
al suelo en la caída
con
el gesto malcriado del que quiere vivirse hasta el fondo.
Nodriza oceánica
ResponderEliminarNunca se me hubiese ocurrido unir esas dos palabras. Son toda una epifanía. Espléndido miss. Tu poema sabe a mar, desgarradura y litio.
Me suena a amor, me suena a persistente alboroto, tu cuerpo, tu poema. UN abrazo.
ResponderEliminarCuando te leo, se me conjuran los cóncavos y convexos, controversados y fusionados de un vino que baja las noches y eyacula los fondos, en un estallido que se vuelve, ese estremecimiento poético, esa sed, esa danza.....
ResponderEliminarAsí me gusta la poesía, cruda. Besos!
ResponderEliminardel mismo óxido que compro yo
ResponderEliminarllenas de sabores nuevos la poesía.
magnífico.
un beso