viernes, 30 de mayo de 2014

neopreno


























no hay cicatriz que pueda con tu herida:
cela siempre un tesoro de amargura
la dorada morralla de la vida /Jon Juaristi/


Tuve, una piel tan fina como el papel de fumar
para sentir, el golpe de la mirada, lo turbio de la lengua,
el techo del éxtasis, la náusea de lo arrancado,
para sudar los deseos-incesante rocío
y celebrar la cadencia perfecta de un cuerpo sumergido en otro cuerpo,
como si me clavara un paisaje en la carne.

Ahora, se me desmaya la luz de la tarde
en el pontefract que queda entre nosotros,
construido con torpe ilusión,
devastado por lo anárquico del asunto del amor y su malicia,
cuando la sonámbula pena nos pasea por edificios gigantes y abandonados,
contando balcones, con sus saltos y moquetas tristes e infectas,
con sus luces parpadeantes y sus señales de éxit hacia ninguna parte.
Con el jaco de las canciones que atrapan momentos y surcan nuestras venas,
y con una portuaria nostalgia
de ramera de vino y sobremesa
que nos hace sentir hasta bien

La lucidez es un barranco que nos estalla por dentro
sin necesidad de tirar de ninguna anilla
llámese país, mujer o cicatriz en el filo
pero algo desnuda a la neblina que envuelve la nada
la nada efervescente que pica en la garganta.
Como si nos metiéramos en la cabeza de Dziga Vértov,
plano cenital sobre nuestra miseria, nunca rescatada, nunca recatada.
Perra insana que husmea la sangre bajo la ropa,
polvorienta y rocosa, luz del día que atraganta.

Para abarcarme por dentro sin reflejos,
haré de mi piel neopreno.
Coraza tributo que anule lo insondable del desenfreno.
Ancla tatuada en mitad del desgarro, demonios meridianos haciendo en tu nuca su trabajo.
No hay sombra en la ausencia, sólo esperas en incendio. Exilio de la oportunidad. 
(Por ser mansa, por apestar a lejía).
Pánico en la simulación de vuelo. El peso y el poso de los malos finales felices. Racimos de caricias que no fermentaron. Dudas, vidrio en los ojos mientras sueño que amputo los mares que un día nos eclipsaron. Cuando todo y digo todo, se arreglaba con un abrazo.


6 comentarios:

  1. te leo y se resquebrejan coordenadas al golpe de tus versos y quisiera dejar allí el dolor, custodiado por tu grito y bandadas taciturnas del filo y la marea, allí, a las crisálidas de tus conjuras y embriagar esa "luz del día que atraganta"

    no se puede salir limpia de tus poemas, ni lavarse...

    salud mis!

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  2. Apestamos a lejía por falta de un abrazo desinfectante, qué olor tan familiar el de tus letras que sí fermentan en nuestra sangre

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  3. rasgas Juia, muy dentro, olvidé ponerme el traje de neopreno.

    Besos

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  4. Vuela, olvida las simulaciones. Y que te abrace el viento.

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  5. Pánico en la simulación y en la acción real. Hoy te comprendo taaaaanto :)
    Abrazos.

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  6. " Perra insana que husmea la sangre bajo la ropa,
    polvorienta y rocosa, luz del día que atraganta."
    Terrible hermosora, candente filo y vértigo de estómago.Esa deuda tan cara de los abrazos a destiempo y la usura de saber que pudimos detener el curso de la historia, un abrazo querida

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