miércoles, 20 de agosto de 2014

imantados y precoces en la herida





En la insistencia del ruido,
con la vida hasta el cuello, me dejé caer la noche hasta los tobillos.
Le nacieron sogas a las palabras y astillas a los rincones donde me ponía a pensarte. Gasté los pomos de las puertas que nos separan de sólo imaginarme cruzando umbrales y ardieron las calles prometidas y sus soportales con olor a demonio.

El silencio es un idioma en sí, basta con cerrar los ojos y tocar pie en tu pensamiento, sin artificio. Hay que hacerlo lento, como cuando tienes miedo o alguien duerme.
Te hago un tajo en el abdomen y entro. Te tomo por los extremos. Mis manos en tus manos, mis muslos en tus muslos. Imantados. Engancho tu mente. Engancho tus pestañas. Sólo es un momento y ahí me detengo. Apnea voluntaria, inhalarte hasta el pre-desmayo. Paseo contigo por el museo de tus gestas y tus desgracias. Visto tu piel y tu aliento. Calada de ti. De dulces drogas el pecho lleno nos salvará de las palabras. Azaleas en tu tráquea, flor por tallo. Deambulo tus arrabales. Oleajes y escolleras. Vinos para descoser las almas. Matrioska infame y ensayada que inunda tu territorio. Y ahí, el silencio como un manto marino que calma. Y así entender lo insondable.

Después siempre vivir en el despeñadero o en la horizontalidad de nuestros salones. Después. 
El sueño de la luz recortada entre nuestros cuerpos. Extinguir con abrazos la distancia y volcarnos en el clima que crean dos ecuadores al enfrentarse, derramando todos los cielos por el costado.
Sujetos a la epifanía que se da en las salas de espera que inventamos en mitad del fracaso, con el aullido interno y la adrenalina del salto, precoces en la herida que nos haremos, anunciando nuestro infinito y lírico colapso.

Aquí, junto a mi temor, estoy yo tendida con el éxtasis y la furia bajo la ropa, abordándome callada, con la descarada ingenuidad de la que aguarda una tormenta ya empapada.

//Y sin embargo sonrío porque nos sé irrenunciables//.
 
 

*y mil gracias a Dulce Locura
que me descubrió el inquietante ojo de Arthur Tress

4 comentarios:

  1. tauro
    tigre, ascendente tigre, compañero de viaje tigre

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  2. Como matrioskas, quién es capaz de hallar la pequeña muñeca que ya no guarda nada dentro. Duele tanto amar como vivir, Vivamos con la piel a la intemperie.

    Mi beso Julia

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  3. Me gusta el silencio que deambula por tus textos...

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