sábado, 30 de agosto de 2014

hacerte el dolor


























Incluso cuando se nos queman las historias estas gozan de fulgor.
Cuando a vista de pájaro, son pequeños bosques que han crecido y se consumen en nuestras manos. Cuando todo viene a hacerte el dolor.
El hilo envuelve la noche entera y aprieta y muerde nuestros huecos. La rueca endemoniada de los instantes necesita aceite y cordura.
Cuando presiento un mar en la espalda y tiemblo con los ojos mojados en sal. 
Somos sombras en los muros y caerá la tarde. Y las noches que soportaron nuestra negligencia romántica ya dejaron de contarse.
Algo novelados, algo previsibles, animales henchidos de amor con temperaturas poco delicadas. Fuimos.

Ungidos en el brillo urgente de las estrellas extasiadas que vienen a morir en los ojos ahora y para siempre, tras la piel y sus combinaciones, con sus cimas y sus pozos, en el punto-puñal definido, en alguna cicatriz había que detenerse.
a respirar. a morir.
 
La carne exaltada conoce la travesía cuando muerde el puerto. Antes vive la pasión improvisada que sólo entienden los amantes untados de miel y bella rabia.
Lo que viene tiene algo de ceremonia y de luz que se desata en las grietas y nos convierte en extraños. Y ahora diré infinito, labio, venda, suelo.
Y rodeada de espino el alma, verá como le estalla el caparazón al mañana y en la nervadura de nuestra fuerza y el viraje que sufre el sentir, iremos al soltar la sucia pena bien lejos, para no escuchar sus gritos al llegar a nuestras casas.

4 comentarios:

  1. el mañana es una tortuga helada como el pecho de una estatua.
    maravilla leerte como siempre.

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  2. Novelados fuimos para protegernos no para entender que el dolor no es solo una herida abierta sino una fuerza erosiva como lo puede ser una tempestad de viento de levante.

    Te lo suelo decir, me gusta mucho lo que escribes. Además, este registro más "narrativo" también lo controlas y le sacas buen jugo a las imágenes...

    Un placer pasar por tu rincón

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  3. Primero somos fuego, después todo lo demás...

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  4. En tus palabras no faltan latidos.

    Un abrazo!

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