Así nos llegamos
cuando la poesía eran harapos con los que nos descubríamos
ante la atenta mirada de nadie
porque a veces los pozos y la sed no acaban de encontrarse
fascinados con nuestras atmósferas rotas y las quemaduras
fuimos inmediatez y rabia
tú trajiste el suero de tus palabras
y yo caricias acantilado
para compartir la carencia
y destruir su Potemkin
con nada más que nuestras manos
los sueños atávicos se pudren dentro
a una velocidad que perturba
la vida inventa deudas de lo que no hemos gastado
pero yo,
en tu límite afilado
vengo a apuntalarme
a escribir el abismo
y la catarata de mi desorden
y en el desborde del dolor
ten mis manos
hazme presa
cuerpo algodón
recodo, cauce
que me siento arruinada de gemidos
si no me das la caja de tu pecho y sus tambores
los cuerpos y su urdimbre se trazan
como bestias descarriadas
pero ellas tienen una ternura eléctrica
para los que se atreven a tocarlas
"la vida inventa deudas de lo que no hemos gastado"
ResponderEliminarse me clavó a hierro y whisky
placer leerte otra vez, abrazo!
Quien no se atreva...no solo tiene los sueños podridos...
ResponderEliminarF
Urdimbre... palabra nueva, gracias. El sentimiento es viejo y reencontrado.
ResponderEliminarregreso, aunque nunca me fui del todo. Imposible pasar de largo y no tocar
ResponderEliminarJ.