viernes, 2 de diciembre de 2016

avistamiento de la oportunidad


























más porque eres tibio, 
ni frío ni caliente, 
te vomitaré de mi boca.
Apocalipsis 3:16





Con el cuerpo tan desparramado por toda la casa,
pensé que somos héroes llenos de polvo,
de los que provocan el calor, sin cerillas ni piedras,
haciendo literatura en cada gesto invisible,
muy en revolución francesa,
y nada crípticos en la oportunidad,
realismo mágico sui generis.

Provocando la asfixia de las bocas en las bocas,
epifanías de ascensor y jaurías en los pechos,
atentos siempre,
como niños persiguiendo el futuro
del próximo cuarto de hora.
Sin grandes planes
fuera de utilizar tu cuerpo
como arma homicida
en la escabechina de este amor.

Tan extremo, fuiste revelación.
Lanzando bengalas en mitad de la sala.
Destellos mágicos en mi pelo,
regalo del televisor en mute.
Risas-miel que untan el momento.

Porque la vida es un tajo hondo
que se está pudriendo desde cero.
Un valle macabro en el andamos perdidos
con sus noches eternas
buscando aparcamiento para el deseo,
sin diferenciar los cantos de sirena,
de policía o de ambulancia,
Ulises extraviados con la aorta cercenada
y zigzagueante en mitad del pasillo.

Viajeros en régimen abierto
que hacen celda de sus cuerpos,
manteniendo el equilibrio
enjuagados en cerveza,
sin más sueño
que hacerte quincalla en mi disnea
y hacerme peyote que te arranque de cada suelo.

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