Death Valley, Neil Krug
Más fácil, ¿verdad? Golpe de remo.
¿Cuándo -¿pronto?-
por un puente seguro
se alejó de ti el recuerdo
de mí, una isla que flota?
(En el cielo, no en el agua.)
Almas. No amantes,
sino hermanas son nuestras almas.
¿Cómo te va junto a una simple mujer?
¿Sin divinidad alguna?
Tras haber derrocado a tu reina
(tú mismo privado del trono),
¿cómo vives?, ¿te preocupas?,
¿te enfadas? ¿Cómo estás al levantarte?
Con ésa que te ha atado al cuello
su tributo inmortal, el tedio, ¿cómo te va,
pobrecito mío?
«-Estoy harto de convulsiones, de dolor:
voy a agenciarme un hogar.»
¿Cómo te va con cualquiera,
a ti, que fuiste elegido por mí?
¿Es la comida más comestible?
y si te cansa, mala suerte.
¿Cómo puedes vivir con un idolillo,
tú, digno antes del Sinaí?
¿Cómo vives con ésa, tan distinta a nosotros?
¿Una extranjera, costilla de tu pecho?
¿La vergüenza, ese azote de Zeus,
aún no te ha herido la frente?
¿Cómo te va la vida? ¿Estás sano?
Y las musas, ¿te llaman aún a veces?
Y la dicha, ¿se hace ver? ¿Alguna vez?
¿Y esa llaga inmortal -la conciencia-
qué, mi pobre?
¿Cómo vives con un producto
del mercado? ¿Pesa mucho?
Tras el mármol de Carrara,
¿cómo te va con una prótesis de yeso?
Del mismo bloque tallamos a Dios,
para romperlo acto seguido.
¿Va bien una cienmilésima,
para ti, que conociste a Lilit?
¿Estás ya harto de esa mercadería novedosa?
Cansado de mi magia,
¿cómo te va con una mujer terrestre
que carece de sextos sentidos?
Venga, con franqueza, ¿sois felices? ¿No?
¿Cómo se vive en un abismo
sin profundidad amor mío?
Cuesta, ¿verdad?
¿Te cuesta tanto como a mí con otro?