malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

viernes, 2 de diciembre de 2011

tampoco eres tú



a veces desapareces como desaparece la playa cuando sube la marea y los nombres y los te quiero que escribimos con cañas, descalzos y locos. a veces no estás en ninguna calle y te busco en el reflejo de los escaparates inútilmente y me sabe a óxido mirar el cielo. tampoco eres tú el que toma un café en esa plaza junto a ese perro triste y esa estatua que todo lo sabe. ni es tuya esa mano en la barandilla que podría tocarme. no te encuentro en los acordes que saco de la guitarra cuando aún no ha llovido, ni en las tardes que se alargan manoseando las horas sin conseguir que se parezcan a nada. a nada que valga la pena.

5 comentarios:

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  2. madre mía. Leer este párrafo es dar un paseo impreciso por las horas del día que te ha acabado llevando a una cumbre cuando quieres darte cuenta. Enhorabuena

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  3. "y me sabe a
    óxido mirar el cielo. tampoco eres tú
    el que toma un café en esa plaza
    junto a ese perro triste y esa estatua
    que todo lo sabe..."

    Espléndido.

    Saludos.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. sin embargo, en cada sorbo de este ron barato hay un poso de lo que bebía en tus labios cuando las tardes eran sólo nuestras. y entre el humo prestado de un cigarro se me aparecen tus caderas con una cadencia poderosa de mujer fatal, vibrando en todos los portales oscuros de este deseo indestructible, que soy incapaz de asesinar en la barra de ningún bar ni entre las calles de vacío y decepción que me traen hasta ellos. cualquier día, cualquier hora, moriré antes que él, agarrado a la baranda fría de una escalera interminable, con peldaños que no saben hacer otra cosa que clavarse bajo los pies todo el tiempo. y si muero, sabré que este fracaso de vida fue anunciado cuando nuestras pieles rompieron sus costuras, y no habrá más frío, aunque moriré tiritando soledades, siendo parte invisible de un rincón que nadie mira de frente, herido en el calor esquivo de mi sangre, pero sin dejar de imaginarte entre mis brazos...

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