malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

lunes, 30 de diciembre de 2013

los días de fiesta



I was never really insane
except upon occasions
when my heart was touched.  
~ Poe in a letter, 1849 ~



Callaremos la luz entre nuestros cuerpos
pariremos epitafios y explosiones cada noche

(creí que estábamos hechos para tragar pero podemos mordernos)

Morder los días de fiesta tumbados en la cama,
libros abiertos bajo las sábanas,
con páginas pinzadas y palabras que se desprenden
y mojan el suelo hecho de silencios color ceniza.
El oro negro del café quemándonos los labios
cuando el tajo hedonista entre las piernas
es tu convaleciente favorito sin guerra
y tú un galeno hambriento

Después siempre llega la preñez de las horas muertas
que sólo alumbran resignaciones y angustias
como bandadas de dolores migratorios
que recorren mis campos
que reptan mi espalda
y hacen nudos en el estómago con arte de marino

Es esto también amor 
o es un escandaloso baile de cíngara loca que asesina entrañas sin pudor ni descanso?
Me descoso las caídas una a una
en delicado retroceso de vuelos catastróficos y líricos y rojos
y siempre, tú, inseparable raíz
como  barco que encalla dentro

Daré cobijo a tu tragedia griega
y perdida en la telúrica esperanza del que se entierra vivo
en el bucle eterno que insinúa belleza en todas las camas del mundo
con verbos acrobáticos
que te lleven al orgasmo sin tocarte
fabricaré un cementerio de naves en el fondo
y sonará una canción de joy division que rompa un muro y te hable
y agitaré tu tiempo arrebatada
decadente e incurable
maltratada por el derrame del amor
pero eterna como un mar en calma
 

viernes, 20 de diciembre de 2013

haré algo terrible con el amor



































Llueve sin cesar,
purgatorio húmedo que arranca la luz de cuajo,
deja que me abrase cuando aún me escueces y fuera todo es mar,
mi piel un cuero que intenta estallarte entre las manos
y mi corazón un animal que da tumbos en la imprudencia.

Deja que remonte tus ríos,
dueño de mi entropía,
mientras observamos las aves de nuestro crematorio
y llenamos nuestras petacas de desconsuelo
para la hueca euforia del ebrio.

Siempre habrá alguien al otro lado que nos pedirá amor y ternura,
siempre algo almidonado que eche raíces.

Haré algo terrible con el amor,
te advierto,
porque intuyo que todos somos playas en las que vararnos
con apenas aire en los pulmones,
desatinados, hambrientos y algo fieros en la herida.

Haré algo terrible con el amor
usarlo, malgastarlo, hacerlo piedra en el tropiezo,
sangre al corte, sonrisa tallada a escalpelo.

Qué más dará
si por las noches todas las azoteas están llenas de gatos
que se entregan a la luna aunque no haya salido
ansiando el espectáculo del color que agonice
semidioses enganchados a los rezos húmedos de madrugada,
aquellos que se cuajan de rodillas bajo las ropas.

La genialidad nunca será que el dolor no duela
mientras seamos capaces de temblar bajo las pieles con un lenguaje de aullidos y suspiros

Ya me encargaré yo del dolor
y también con él haré algo terrible

martes, 17 de diciembre de 2013

de tu vicio, virtud



De tu cuerpo, el arrecife en el que desgarrarme la vida
De tu ausencia, el sentimiento de erosión por algo soñado
De tu abrazo, la azada que cava en mi entraña con osadía
De tu corazón, ramo de sangre que me atosiga y aroma
De tu mirada, la medicación paliativa del moribundo
De tu aliento, la sobredosis del yonki en el callejón
De tu madrugada, rastro de ropa interior y alevosía
De tu promesa de hulla, la marca rabiosa que deja el escepticismo

Tan desarrapada, tan inmersa en el nudo
Tan desguarecida, en canal, la pena sajada,
autopsia emocional de mi fondo
y en el espejo una desconocida.

De tu herrumbre, siglo XXI del postromántico que aún insiste, resiste y se agota
De tu torpeza, el llanto que mana de mí cual manantial de insano y salado esperma
De tu disparo, un dolor que me atraviesa de puerto a puerto
De tu hartazgo, mi más desesperada derrota
De tu sádica proeza a la hora de amarme, un estigma maldito que grita puñales
De tu mayestático don del arreglo al desperfecto, una hembra tan hostil como sumisa y abierta de puerta sin llave
De tu embestida a la noche, un flagelo al alma que reconcilia la nada a la nada,
De tu envolvente verbo, una inocencia amarrada al rubor postizo de las horas enfermas
De tu impulso descarnado, un aplauso que gime en daño

Del lugar que no existía, un oasis de olvido inventado en la memoria de una suave ramera que en ti deviene
De las palabras que supuras en la fiebre, un paño caliente entre las piernas de la certeza que no se tiene


martes, 10 de diciembre de 2013

un trapecio, un castillo, una quimera
























cuánto mide el vacío
y con qué medirlo,
con la vara de la eterna tarde que se enreda entre las piernas
con la mirada perdida en el paso de cebra
hacia nubes y soles que aún no han salido
cuando los rostros conocidos ya no te son familiares
qué hace la gente viviendo en los espejos
danzando en la hemorragia de caricias a uno mismo
superestructuras de lo ambiguo
por qué fingir cincelar la carne
en qué desastroso himno masturbatorio
queremos perdernos muertos de derrota y egolatría

de qué vacío te hablo
de qué hondura
de la que contienes o de la que provocas

con la costumbre de calmar el hueco
construí un trapecio
un castillo
una quimera
con lo inverosímil de cuidar la nada
un peldaño en tu abismo
una arista en tu esfera
sólo ser pedazos de un algo palpitante que cierra sus ventanas
y separa las rodillas
mientras los silencios se enhebran a mi cordura
y me vuelven indefensa e inservible
mera colilla

no estar hechos de culpas es el sueño de un canalla
hacer cumbre en tu noche brillante
dormir al raso de tu locura
trinchera maloliente, auspicio de los amantes
y cuidar tu intemperie que es mi fortuna

repleta de aguas tristes
yo
de calles lloradas
yo
el hielo
también llorando
aguando lo que un día tuvo un sabor fuerte
como una vida
que desfallece entre bambalinas
aguardando una función que no nos llega
cuadro de témpera en la tormenta
hay algo deslucido en el pasar del tiempo si no se mima
un maquillaje que se cuartea,
un sentimiento que se adoquina
descuidados
deshilachados los vestidos de fiesta

qué harapienta es una cuando la noche no calienta
qué desnudo más horrible otorga el frío de no tenerte
un desnudo bajo la ropa
unos huesos vistosos y roídos
una risa con carcoma
un ayer que delinque en el pozo de la esperanza
(pero que no me olvide de la belleza, 
que no me olvide!)

la realidad es una boca sin estribos
la realidad es una zorra con la madriguera en llamas
 
desvirtuados que buscan encrucijadas
siempre es el dolor tan virgen?
zurciré los daños de tus baleadas

hace invierno y hace daño
yo traumo, tú traumas, él trauma

domingo, 8 de diciembre de 2013

y que tu cuerpo sea el cadalso






























Ser como aquel que una mañana se calza una sonrisa
en lugar de una nostalgia
y cruza el espanto
y se parte una costilla y desenjaula y desenfrena el alma
sin más propósito que el de ser hervidero de caricias sin filtro
caricias de las que inflaman por dentro
como abedules ardiendo en nuestra distancia
con la premonición de la carne como coartada en una mano
y las encías desesperadas apretando el momento en la otra

que la soledad fue una criatura que no paró de crecer
ya lo sabemos
que se prendía de usura la mirada y lo asolaba todo
que se vistió de bálsamo para las horas bajas
y nos cedió las entrañas para que el dolor cupiera sin apenas hacer daño
como un zapato dado de sí
como un sexo que se dilata
y nos deformaba
hasta lo irreconocible
hasta no sentir nada
profunda sedación
borrachos en un tren que cruzaba el mundo y la vida
pero nunca paraba

ser el que olvida la doma de sus impulsos
atragantarnos por vicio
y barrer la angustia y su invasión troyana
ser el que aplaude mientras todo se resquebraja
porque restañar la pena con falsos decorados
es aguantar el veneno en la garganta

y después
rendirte culto
a ti y a la tentación que contiene el alba
a ti y a tu vértigo en el vuelo de mi falda
a ti que te sumes en la periferia del intento
con las sienes ardiendo en promesas
esnifando poesía como la más sombría sustancia

que yo sea tu jornada
y tu cuerpo el cadalso al que me enfrente
sin historiados romances
que sólo me injurie el frío en nuestras pieles
que no me dé tiempo al epitafio
que no cicatrice la fantasía ni el hambre
que seamos el ahora que dura siempre.


sábado, 7 de diciembre de 2013

Sweetness - Sylvia Eleniak

Para Debrah 

Algún día te lo contaré todo,
también yo tengo algunas cosas que contarte,
y caerán las piezas del dominó y

la bomba atómica y se fragmentará en miles de

pedacitos de restos de naufragio la teoría de Newton

y danzaremos separadas por mamparas esmeriladas.

Algún día seré una esquiva gata y maullaré y me restregaré

por tus piernas cuyas rodillas oprimen mi cuello, y recorreré

los cubos de basura bajo el puente de Brooklyn, y

veré cómo te besas con tus amantes, cómo

se ponen en marcha los volcanes y las miserias

y se velan las armas y aullaré a pocos centímetros

de las aguas del Río Hudson y otros territorios

míticos encerrados entre las páginas de tus libros o entre las escamas

de un monstruo enloquecido, y se perderán mis poemas

y mis diarios, y moriré en París como César Vallejo y

también tendré ese día ya en mi recuerdo,

como tú recordabas Coney Island.

Algún día me armaré de valor y recordaré

ese deseo terrible que habita en la punta de la Vía Láctea

y me acompañará el aullido de los monos

y te lo contaré todo por fin y quedarás sepultada

bajo ese peso callado y frío como

un hastiado crimen en un lugar inhóspito y cruel

sin tiempo para identificar en la locura eso tan rojo

y moribundo semienterrado en la nieve,

blanda, fría, dulce, inofensiva nieve.


traducción de Miguel Ángel Maya 

domingo, 1 de diciembre de 2013

renacimiento




Bendita maldita, deja de hurgar en la basura. Qué atajos buscas que no encuentras. Con tu lengua en mi boca me siento saciado. Conoces el atributo esencial del que te respira: capacidad torácica de coloso. Cuánto desierto has tragado. Cuánto impulso acumulado para el salto. Inspira. No expires, jamás. Ya que somos manirrotos del tiempo sin esquinas, ya que demostramos habilidad para el malgaste del cuerpo, que no del alma, que sabes que de místico no tengo nada cuando el frío me busca para abdicar en tu calma. Contamíname con las playas que inventas en tu cabeza, que de orillas tórridas te hago en los silos que me arden por dentro por pura desesperanza. Tu piel emana sus caricias con arcadas de espanto. Allí donde la noche alberga la zorra que aguarda tu sueño, fabrica tu insomnio con clavos y grietas, haz refugio, mi pordiosera. Deja que entre en ti y te deshaga la pleura del ansia, que te velo incansable y te cubro con mi agalla. Renacimiento, grito. Cólera, mi hembra infinita y enfervorizada. Consúmete en cada bocanada para ser el humo que me apuñale en cada puerto. Nudos, lazos y perdidas batallas se agolpan en mi garganta. Me estás pensando. Manoseas el momento entre tus piernas en esta arritmia de domingo abortado. Domingo estrecho de luces apagadas. Domingo de pretérito llanto con el que condimentar la tarde eterna. Abandona tu ajuar de errores y gangrena y haz de mis sarmientos asideros salvajes que te abracen.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

elogio a la pérdida de tiempo






















                                                                                ...confirma mi sospecha
de que sólo en los extremos
habita lo real
Roberto Juarroz

deja que afloje el alma un momento
rompe las hebillas
haz del residuo de un temblor, partitura
y empuja fuera de ti la realidad agobiada
como en un parto salvaje de muerte instalada en lo profundo

deja de embalsamar la carne -que aún late-
antes de tiempo
en cinco metros cuadrados que inventan tu destierro,
y muerde aquí en la carne roja que te ofrezco

déjame ser la hierba de tus noches descalzas
que siempre nos quedan sueños
y del uniforme de la sábana que nos cubre haremos patria

entona el aleluya de la ferocidad de tus restos
transpira los momentos que nos quedan
y olvida la máquina que nos crece dentro

no ves que existe una marea en nuestras venas, 
no sientes la calma penetrando en un buen rapto de los sentidos?
para qué el hidrógeno agresivo? para qué estrellarse donde no es mi cintura?

te quemas? te derrotas?
lo diestro que albergan las manos
lo tiene el alma de inexperta
siempre el otro por dentro, un sendero con maleza

aquí los cabellos, aquí la piel, así la ropa.
pero dónde el miedo y el llanto invisible de las noches a solas

cómo el hambre que no sacia alimento?

el pasado, 
fardo de intentos fallidos
demos el golpe en la mesa
callemos todo lo que trae el ruido

que sé de tus extremos
y defiendo tus heridas
cuando las horas te pasan por encima como un castigo

y ahí, cuando la urgencia y la ansiedad se froten las manos,
déjate, aguarda,
se nos romperán las cuerdas y estaremos a salvo.


sábado, 23 de noviembre de 2013

canto del reincidente




























Siempre vuelvo a ti
en realidad, no parto.
Hay algo imantado en las pieles,
algo más que envoltorio de las entrañas,
que hace del cuerpo mapa y laberinto,
vasallaje romántico,
resquicio hermoso,
cornisa dulce con sabor a salto.

La obscena liturgia del adiós,
la de los cuerpos desprendidos
en mitad de la calle,
en forzada erosión de uno mismo,
mares que se arrancan de cuajo,
rabias aferradas en la rendija de los suspiros.

Los aeropuertos que huelen a escepticismo
al extraño mañana que arañamos en la mente
con la pólvora de los sueños sin filtro,
disparados siempre por dentro.
Hembra que escarba tu deseo,
y hurga el latido a tu lado.

Animal y promesa de vida,
así me entrego.
Rostros tropezados en desespero.
Rastro violento el que dibuja la tensión del gemido
eyaculando miedo,
vaciándonos,
tú, cuerpo quebrantado, horizonte de mi ocaso
tú, con los sentimientos extendidos, descuartizados,
buscas sendero, cobijo y tormento,
mientras yo, me fundo salvaje en tu suelo.
 
vuelvo y revuelvo,
resaca en tu orilla, 
a tu ausencia me enfrento,
lenta e incansablemente furtiva,
acunando tu recuerdo, pura geometría,
así tu brazo, así cruzabas las piernas,
así tu gesto, así la luz,
la tarde entrando por el balcón,
la plaza con sus sonidos,
la noche prendida a los ojos,
las risas, el vino, la vida.

Predadores capturados
e inconsolables.
 
No me cicatrizas,
siempre eres mi daño. 
El desafío de la herida.


lunes, 18 de noviembre de 2013

pornografía emocional



con esta pornográfica expresión
con palabras como llagas que llegan triunfantes
para dejar de mover los labios y no decir nada
que no son escondites los poemas
ni esculturas
ni manantiales de obsesiones,
que son burdeles privados, burladeros sagrados
donde nos curamos el desasosiego
y nos abrimos de vez en cuando

tapizada con la callada histeria que provocan los derrumbes en el pecho
me traigo, así, sin euforia,
cuando el calor es un hielo
y en la bocanada de penumbra que te asola
encuentras un cruzar de piernas infinito
y un malestar divino de estar canalizando,
de algún modo,
impurezas del destino.

cuando no entiendo los signos
de la noche eterna y el delirio
paños fríos y sentimientos descalzos,
barrancos dentro de uno mismo,
entonces
dime oración
dime acero
dime cuánto de fe o de miedo alberga el rezo
y dame el dolor en el costado del jinete que cae herido por el hierro
y tráeme el fin del mundo en el bolsillo esta tarde
y gástalo conmigo
aunque ya no sea la hora
cuando el calor de la sed
cuando el vaso lleno
cuando los accidentes hermosos de la carne
cuando no existía el tropiezo
era otro siglo, era otra vida
se ensancha la fragilidad a destiempo
en constelaciones de heridas y ladridos

me voy a desbaratar en el lenguaje febril
y me voy a curar hasta enfermar en él  
a destajo, 
en un juego de prendas donde ando perdiendo
desnutrida en cada verso,
desmayada en cada verso que ha de venir manchado
que sino no me lo creo
desbocada en tu jardín, 
desanudándonos los restos.
abriéndonos la boca y el alma
y desechando el atrezzo
pues ya cansan los panales de miseria en la mirada

que si al poema no se viene a morir
jamás se sale de él con vida.