La culpa de querer ser tu Sonechka la tuvo leer Crimen y
castigo aquel invierno helado viviendo en Berlín. Ese octavo sin ascensor y el
alma en cueros en cada descansillo. El glühwein en las venas de todos los fríos
bombeando los corazones calientes. La piel acapara los momentos como una coraza
permeable o como una alfombra donde dejar nuestro fango, todos los besos unos
encima de otros, las caricias todas apretadas en la memoria, los ritos, los
cantos, la mente, campo que prende, un concierto de Ani DiFranco,
Baise-moi en Central Kino y el humo de todas las rabias de no saber abarcar
nuestros mundos, desnudos en la ansiedad de todas las calles, con todos los
frentes abiertos y todas las hambres. Tú mordías cielo y subsuelo a partes
iguales. Yo mamaba la energía de los sueños en bruto haciendo guarida en el
temporal. El tiempo era nuestro, con todo el desierto de Atacama por caer ante
nuestros ojos en ese inquebrantable reloj de arena hasta darle la vuelta como
si estuviésemos hechos de infinito y no degradación, óxido y nada más.
Hola Miss
ResponderEliminarsupongo que has querido escribir Baise-moi y no Basei-moi
Como siempre, tus escritos me sangran.
Un cordial saludo
F
gracias
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