En esta cama en donde la lascivia
sagrada y fértil como el sol
nos ilumina nos absuelve nos nutre
quedé dormido En esta santa cama
tras de la santidad del deseo y el placer
quedé dormido
Desde el fondo
del protoplasma del horror un sueño
me dijo que no existes
que nunca nacerías Fue un sueño
con pezuñas remotas y portador de flores
envenenadas: vi paredes
de ignominiosa soledad
escalones de asombro y de castigo
donde mis pies bajando pronunciaban tu nombre
Chorreando espanto y pena y odio
desperté: dormías a mi lado
saltaban los delfines por el mar de tu sueño
Tu aliento confiado calentando mi nuca
era el suspiro de la resurrección
Y entonces como loco llorando bendiciendo
pedí perdón a no sé qué ni cómo
di gracias sin saber a dónde a cuánto
lamí las sábanas la almohada
y besé el cordón de la luz
rugiendo de alegría
No te asustes por favor no te asustes
mi Loba nunca tiene miedo Mi Loba
no teme ni siquiera a la felicidad
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