malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

domingo, 31 de diciembre de 2023

ROMANCERO ELÉCTRICO I

 


Ya solo quiero vestirme de mí misma, de esta piel con cicatriz, de los abismos más altos, con los ojos limpios y las hojas anchas inundadas de verbos madreselva. Hacer algo con la sed de la yegua y la potencia de la palabra derramada cuando todo el mundo se haya ido. Cuando ya todo sea mantel sucio y luces apagadas. El poema del desbordamiento, será, hasta que no le quepa más vida ni osadía. El poema dragón que desate los fuegos.
 
Un poema samurai que describa el mercadillo ambulante que recorre cabeza corazón entraña, cabeza corazón entraña, cada día, cada noche. Un abarcarse corduras y desvaríos al mismo tiempo. Amanecer con calma y cantos. Alabar los silencios que traen luz. Por un poema tan inútil como implacable. Que hable de las huellas de tu mirada. Que no sea mío, que sea de nadie. Como ofrenda imposible. Vapor de lágrima. La llaga de lo innombrable. El aleph de todas las sonrisas. Una sombra de color. Un muro fronterizo de sudor entre nuestras pieles. Una ingle con la suavidad de la porcelana. Caricia todopoderosa.  Que resista y embista. Que teja acordes de savia nueva. 

Que sepa qué hacer con las toneladas de rabia que se acumulan en el suelo del pecho. Esa que te raja la respiración. Esa que se sabe tu nombre. La que vende mechones de pelo y se esconde de los espejos. Que sea como esa ropa ya seca que espera a arder con el sol. Como el tomillo que se engancha a mis dedos y yo lo huelo como si estuviera en lo hondo, como si quisiera arrancarlo y llevármelo más adentro. Y siempre es más adentro. Como si quisiera invocar el momento que fue una y otra vez. 

        Que sea ese poema porque ahora ya sé que mi palabra es el cimiento que quedará de mí.
    





2 comentarios:

  1. tu palabra es todos los cimientos... sostiene latidos y terrazas desde las que asomarse a lo alto muy hondo

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  2. soy una entrada antigua esparciendo unas pocas palabras tuyas para revestir otros tantos mundos. Las quiero indecentemente impolutas llenas de furia y barro, de olores confesables entre las sábanas de un velero. Si me lo permites.
    F.

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