Tengo la mala costumbre de urdir travesías que unen bocas
y sexos y ojos y desiertos,
con la caligrafía jadeante de los cuerpos que nunca amainan
que se prenden a la noche
consumidos como inciensos de vida.
Dame un lienzo
dame el estigma de tu locura atrapado en la partitura del
viento.
Que contienes un refugio en mitad de tu intemperie
que me hieres –y yo me dejo- en primera persona.
Que voy a quedarme quieta en la tormenta por aquello
de tu electricidad y mi llanto, mi humedad y tu sudor.
Tú inventas mi desintegración y detienes el tiempo en los
pedazos.
Tú amas y estallas
como si yo un compás,
como si tú un quejido
como si un magnífico rugido partiera del fondo de mi alma
hacia tus derroteros y me abarcaras hasta lo intocable.
Contusionada de placer por los cuatro costados, mordiendo tu
oxígeno.
Tú me justificas. Me sostienes. Soy cristal.
El amor es carne roja, dime.
El amor es la batalla, sueña.
El peso de los cuerpos me lo grita
me debo a mi pulso
me debo a mi propio atropello y sinrazón.
Donde se forjan el momento y tus llagas,
ruego:
llégame claro, sereno
como un cielo limpio
como un mar de espejo
juntos el temporal inventaremos.
Yo, temporal de otros vientos, quedo arrasado por tus letras.
ResponderEliminarMuchas gracias, sobrecoges siempre
Un beso
Creo que me complacería siendo un punto de tu mapa. Abrazo, fuerte.
ResponderEliminarvaya pasote
ResponderEliminarLo releo y: Tú inventas mi desintegración y detienes el tiempo en los pedazos.
ResponderEliminarTú amas y estallas............... INCREÍBLE!!!