malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

viernes, 23 de junio de 2023

el fade out de la luz y el fuego

 



¿Es un imperio
esa luz que se apaga
o una luciérnaga?

Jorge Luis Borges

¡Luz, más luz!

J. W. Goethe


Yo quiero que me lea la biblia Leonard Cohen en la noche insomne que llega cargada de aristas y versos con puntas de obsidiana que hacen diana en mi pecho, perdidos en este campo de Agramante, sin más luz que la del fuego. Con el cuero del corazón bien sellado como un pasaporte antiguo y aún vivo, y darte el contrapicado de mi espalda y que todo sea una eterna madrugada de luna nueva y pleamar sin artificio.  

Fabricar una locución amorosa en la hora de la poesía, esa hora azul, casi eterna, de las cuatro de la mañana, como decía Sylvia, anterior al llanto del bebé, anterior a la vidriosa música del lechero que deja las botellas.

Yo quiero escuchar una canción que hable de faldas y atropellos en el alma, que me llene el pecho de paz furiosa, como un runrun del galope de mil caballos enloquecidos que puedo tocar con calma.

Quiero que alguien narre los mil imperios que nos nacen a solas bebiendo vino bajo las estrellas mientras arden en hogueras románticas los momentos oscuros y los deseos. Mientras esnifo este Mare Nostrum y venero a nuestros dioses paganos con plenitud y osadía.

Que alguien dibuje lo incontenible de la flor, la infinitud de mi risa, lo inenarrable de la pérdida, que derrame caricias sobre las colinas y que se mezclen con el calor de los animales salvajes que viven de noche como las trompetas de ángel o las flores de loto.

Quiero escribir una oda al vacío que crece dentro y cómo arrasan los fade out de las canciones que amamos, todo la crueldad de la belleza cuando se despide a la francesa para recitarla en balcones modernistas de callejuelas estrechas donde el sol entra como por rendijas solo un momento.

Alguien podría después labrar las nubes para alborotar la luz entre el dolor y la alegría y así, mientras Ginsberg aúlla el Sutra del corazón podamos, cual llamaradas feroces, partir a lo más alto.

Quiero un desmayo bañada en la luz de D. F., y una epifanía en la luz de Granada cuando entienda que la profundidad de una cicatriz es solo la cripta de un daño.

Aprender a blandir los rayos y las llamas para triturar penumbras de silencio y regalarte la luz que acuchilla un vitral romano a mediodía.

Lorca dijo la luz no sabe qué quiere, se me ocurre que por eso invade y penetra con fuerza y luego se rinde cálida y mansamente. Por eso escribe sobre la ruta de la sal que inventan los cuerpos. Por eso lo puede todo. Por eso a bordo de ti se despliega como un velero y es un clamor, grita, jadea, se retuerce, de deshace y se humilla.

Hoy las calles recuerdan que fueron campo un día, escribió Borges.

Hagamos nuestra la caligrafía del sol y escribamos una carta de fuego. Seamos un timón de luz que enloquezca cada día.


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