malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

miércoles, 29 de abril de 2015

con tinta, en papel sediento



































En las palmas de mis manos vienen marcados los surcos/caminos.
De ellas también mana la urdimbre del vocabulario del ojo,
para empuñar mis recuerdos tramposos sobre la hoja,
o abrirme por dentro y hacer autopsia de la pena y sus escorias.
Con la luz restada de la tarde, desembocarme,
enjuagarme el tiempo perdido,
en mares misteriosos que brillan como los labios, como la locura.
Y escucharme, por dentro.

Y así decirme, con tinta, en papel sediento,

Que

consideré los cuerpos ciudades, me adentré, 
errando calles,
confundiendo trazados, 
alabando arquitecturas.
Emborrachándome en ellos. 
Lamí sus tugurios. 
Fui vaho en la madrugada de algún coche. 
Desperté varias veces. 
Limpia y plena en ocasiones. 
Amnésica y rotunda en otras. 
Amé las resacas y me dejé conmover 
por las palabras y gestos en oscuros callejones. 
Me infecté de profundidad. 
Reina bipolar, 
roca en la paciencia, 
pluma en el fuego. 
Olvidé mi densidad y me atravesaron huracanes, 
cíclopes de lluvia envenenados de ego. 
Esponja, hembra, 
tan tóxica, impura 
como niña despeinada en tus campos.
Me aferré. 
Desnutrida y lírica. 
Incansable, extranjera en tu carne.

Hurgué cavé en el corazón, 
flirteé con mi propio desprendimiento, 
la idea de no volverme a mí misma. 
Yegua sacrificada, 
desdibujé tus lindes y emergí del dolor, 
de las ruinas, 
de los glaciares que nacen de un adiós.

Me desfiguró la congoja de sentirme perdida por un momento.


Contemplé la grieta e imaginé la fuga del amor, 
como un idioma que desaprendemos de no usarlo, 
como un cántaro de dicha líquida golpeando mi propio suelo. 
Con el vientre exaltado, 
delinquiendo con saña en mi hondura, 
apreté la mandíbula, 
improvisé itinerarios en avenidas incendiadas y desconocidas, 
y me revelé de nuevo aprendiz y tropezada, 
reconociendo la vida un esbozo constante. 
Desplegué el arrecife, prendí hogueras, 
escuché mi pulso acelerado, 
toqué pie en mí misma. 
Y volví a respirar reconciliada con el animal que me habita.




2 comentarios:

  1. es fascinante, tus últimas creaciones tienen un vuelo oblicuo y alto, que invoca a las periferias y a las placentas del escalofrío y atraviesa, como una canción de la que no se puede huir....

    ResponderEliminar
  2. Hola, heroina esponja, impiadoso sable en la mano, en la lengua...

    ResponderEliminar