Quién eres?
Soy la agente inmobiliaria que vende tabicada “felicidad” en
ochenta metros cuadrados, orientación sur, a ser posible, mucha luz, armarios empotrados y vistas
despejadas, cocina grande y muchos enchufes para
el digital y la play. Educada, correcta, bien planchado el embrutecimiento para
que no se note, básicamente.
En tu deep web, quién eres?
Soy la que enfundada en una camiseta de los Joy o los Rage,
se va de farra, de concierto, mama cerveza como una bucanera, se arranca la voz,
se abraza a los árboles y al vicio como si fuera eterna, chequea el grupo de
wasap de controles y acaba respirando madrugada en caminos secundarios tan
mediterráneos como oscuros hasta que se me pase la vida.
Punta de iceberg, todo son puntas.
Bombas de relojería.
Hay pedazos que se muestran a la luz del día.
Frentes altas y ese detestable decoro.
Pedazos con horarios, modales, sueños confesables,
rutinas varias, frustraciones típicas y tópicas,
pequeñas hambres, de esas que se sacian en un cuarto de
hora.
Errores comunes. Sin sal, sin azúcar. Sosos.
Me interesa más el mortal sobre el alambre.
Pasar pantallas o que me las pasen.
Desvestir a la cebolla o más bonito,
striptease al alma de lo turbio.
Hay algo irrescatable ahí,
porque está sucio y callado
pero late tan fuerte
y es tan puramente humano.
Lo acumulado en los vertederos interiores,
nuestras minas,
el bunker de uno mismo,
ahí, ahí, donde todo se desboca,
déjame entrar pero sin guía y sin tiempo.
Justo donde decapitas la cordura y eres más tú que nunca.
Más yo que nunca.
Ahí, ahí, entra sin guía y sin tiempo.
Tenemos tanto en los pozos.
Nos corremos tanto solos.
Apagando el volcán con la boca.
Nos tenemos tanto miedo.
Y es una pena horrible
eso de vivir en nuestras superficies
haciendo siempre el muerto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario