malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

jueves, 10 de marzo de 2011

Sam Shepard- De quién es esa luz






Esta es la gran noche del delito. La poli lanzada en febril persecución. La luna llena está congelada. Los durmientes sueñan balazos. Suenan las sirenas en mil calles.
En una remota cocina una mujer se ha metido en un situación bastante grave con un hombre. Está asustada, pero ahora le sale la furia. Él está borracho y cada vez se muestra más enloquecido. Ya ha abierto un enorme boquete en la puerta principal. El empapelado roto aletea al viento. La noche salta sobre ellos. No se oyen gritos porque no hay nadie que pueda oírlos. No hay teléfono. No hay coche porque las llaves las tiene él. Ella le observa estremecerse de rabia. Una rabia de origen desconocido. Ella le observa juguetear con los cartuchos de plástico verde. Ella se lanza hacia el agujero de la puerta. Él cae de bruces. Ella se ha escapado y está en el patio del ganado. Descalza. Se hunde hasta las rodillas en el estiércol. Oye un disparo es el porche. Aguarda el momento en que su cuerpo lo sentirá. Nada. Arranca las piernas del embarrado estiércol tirando de ellas con sus propias manos. Se aleja hacia la luz de la colina. No consigue recordar de quién es esa luz. No recuerda si es la luz de una casa o simplemente la de algún establo. Mejor con luz que sin ella, piensa. Mejor la luz que la oscuridad. Tropieza y cae en los profundos surcos. Avanza por tierra, a zarpazos. Mejor una luz, cualquier luz, que la oscuridad. 

18/01/1980
Petaluma, Ca.

 

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