vive ahí, en la boca de mi estómago. cuando suena el despertador también despierta. amanece un viejo día que ya conozco, como la palma de mi mano. y fuera han puesto las calles, las han regado y aún no han apagado las farolas. siento el latido en la sien izquierda. somos una especie de máquinas a las que les afecta el cambio de estación. máquinas que sienten y padecen. que se acongojan. que se hunden fuera del mar. que saltan, tropiezan y bailan. máquinas que simulan saber hacia donde van mientras se cubren las heridas con jirones de sueños que se rompieron hace mil años.
mañana de domingo. cansancio acumulado de toda la semana... suerte que ya se acaba, aunque vendrá otra. y después otra más. vengo a beber un poco de luz. tengo tus ojos inyectados en la corteza de mi cerebro, área de las emociones. y quería entrar. suerte que dejaste la puerta entornada...
ResponderEliminarn bs, mss D.