EMPIEZAS CON LA MAGIA
ERES SU EXTREMA
OPERACIÓN NOCTURNA
El país de la palma de tu mano,
cómo acosé sus ríos y me perdí en sus médanos
en busca de la fuente del mercurio más rojo
que convocara con su antiguo gongo
allá arriba la luna de tus labios, la sonrisa naciente.
Peloponeso de marfil y bronce
el diminuto mapa de tu mano,
poza para estos labios que persiguen
cada línea de tiempo.
Huelo esa arena, escucho sus chacales,
hay amarres y hogueras en tu mano,
hay trampas, solitarios
bares de medianoche con pianistas cansados
y tú misma arrimada a tu voz que recorta en la sombra
una vaga columna de leche y vainilla.
Todo nace en tu mano, planisferio azafrán y ron añejo,
y luego sigue, trepa, engaña y tempestades,
ombligo rosa, labios retraídos , feeling,
de golpe es Sergio y su guitarra, es esa niña herida de
verano
que nos dio aquella flor en su esquina con un vago:
<>
Te contaré del viaje, entredormida,
alzaré el portulano sigiloso,
te diré de la niebla que arrulla en tu garganta,
de los juegos de azar que arrastran por trastiendas
a marineros ebrios, a muchachas de tránsito,
que son el alfabeto de ese lenguaje, el gesto
con que te das, combada, murmurando una fuente entre
espadañas.
Allí donde al fin bebo.
****************
AFTERMATH
Dime por qué todavía te deseo, por qué tu nombre vuelve
como el hacha a la herida en una amarga visitación de la
medianoche,
a la vera de un campo funerario donde larvas se multiplican
húmedas babas, recuento interminable de torpezas,
dime desde esa nada donde ahora te atrincheras, dime
por qué me basta componer un mecanismo elemental de
sílabas,
discar en el cogollo de la niebla las cifras de tu nombre
para que solitariamente
me agobie la esperanza de una menuda migración de dedos
por mi pelo,
de una fragancia donde habita el musgo.
como el hacha a la herida en una amarga visitación de la
medianoche,
a la vera de un campo funerario donde larvas se multiplican
húmedas babas, recuento interminable de torpezas,
dime desde esa nada donde ahora te atrincheras, dime
por qué me basta componer un mecanismo elemental de
sílabas,
discar en el cogollo de la niebla las cifras de tu nombre
para que solitariamente
me agobie la esperanza de una menuda migración de dedos
por mi pelo,
de una fragancia donde habita el musgo.
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