la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank
jueves, 30 de septiembre de 2010
Opiniones de un payaso - Heinrich Böll
Raymond Carver
Noche en el infierno - Arthur Rimbaud
He bebido un enorme trago de veneno. ¡Bendito tres veces el consejo que ha llegado hasta mí! Me queman las entrañas. La violencia del veneno me retuerce los miembros, me vuelve deforme, me derriba. Me muero de sed, me ahogo, no puedo gritar. ¡Es el infierno, la pena eterna! ¡Ved cómo se alza el fuego! Ardo como es debido. ¡Anda, demonio!
Yo había entrevisto la conversión al bien y a la felicidad, la salvación. ¡Pero cómo describiría mi visión, si el aire del infierno no soporta los himnos! Eran millones de criaturas encantadoras, un suave concierto espiritual, la fuerza y la paz, las nobles ambiciones, ¿qué sé yo?
¡Las nobles ambiciones!
¡Y esto sigue siendo la vida! ¡Si la condenación es eterna! Un hombre que se quiere mutilar está bien condenado, ¿no es así? Yo me creo en el infierno, luego estoy en él. Esto es el catecismo realizado. Soy esclavo de mi bautismo. Padres, habéis hecho mi desgracia y la vuestra. ¡Pobre inocente! El infierno no puede atacar a los paganos. ¡Esto sigue siendo la vida! Más tarde, las delicias de la condenación serán más profundas. Un crimen, pronto, y que caiga yo en la nada, según la ley humana.
¡Pero calla, cállate! ... Aquí están la vergüenza, el reproche: Satán que dice que el fuego es innoble, que mi cólera es espantosamente estúpida. ¡Basta! ... Son errores que me susurran, magias, perfumes falsos, músicas pueriles. -Y decir que yo poseo la verdad, que veo la justicia: tengo un juicio sano y firme, estoy a punto para la perfección... Orgullo-. La piel del cráneo se me deseca. ¡Piedad! Señor, tengo miedo. ¡Tengo sed, tanta sed! Ah, la infancia, la hierba, la lluvia, el lago sobre las piedras, el claro de luna cuando en el campanario sonaban las doce... a esa hora el diablo está en el campanario. ¡María! ¡Virgen Santa!... Horror de mi estulticia.
Allá lejos, ¿no hay almas honestas que me quieren bien?... Venid... Tengo una almohada sobre la boca y ellas no me oyen, son fantasmas. Además, nadie piensa nunca en los otros. Que no se me acerquen. Es seguro que huelo a chamusquina.
Las alucinaciones son innumerables. Esto es de veras lo que me pasó siempre: ninguna fe en la historia, olvido de todos los principios. Me lo callaré:
Poetas y visionarios se pondrían celosos. Yo soy mil veces más rico, seamos avaros como el mar.
¡Ah, es eso! El reloj de la vida se ha detenido hace un momento. Ya no estoy en el mundo. La teología es seria, el infierno está ciertamente abajo -y el cielo arriba-. Éxtasis, pesadilla, sueño en un nido de llamas.
Cuántas malicias para atender los campos ... Satán, Fernando, corre con las semillas silvestres... Jesús camina sobre las zarzas purpúreas, sin doblarlas... Jesús caminaba sobre las aguas irritadas. La linterna nos lo mostró de pie, blanco y las crenchas brunas, en el flanco de una ola de esmeralda ...
Voy a descorrer el velo de todos los misterios: misterios religiosos o naturales, muerte, nacimiento, porvenir, pasado, cosmogonía, nada. Yo soy maestro en fantasmagorías.
¡Escuchad! ...
¡Yo tengo todos los talentos! Aquí no hay nadie y hay, alguien: no querría derrochar mi tesoro. ¿Queréis cantos negros, danzas de huríes? ¿Queréis que desaparezca, que me hunda en busca del anillo? ¿Lo queréis? Fabricaré oro, medicamentos.
Fiaos en mí, la fe consuela, guía, cura. Venid, todos, hasta los niños pequeños, para que os consuele, para que se prodigue en vosotros su corazón, ¡el corazón maravilloso! ¡Pobres hombres, trabajadores! No pido plegarias; con sólo vuestra confianza, seré feliz.
Y pensemos en mí. Esto hace que añore poco el mundo. Tengo la suerte de no sufrir más. Mi vida fue sólo una serie de dulces locuras, es lamentable.
¡Bah! Hagamos todas las muecas imaginables.
Decididamente, estamos fuera del mundo. No más sonido. Mi tacto desapareció. ¡Ah! mi castillo, mi Sajonia, mi bosque de sauces. Las tardes, las mañanas, las noches, los días... ¡Si estaré cansado!
Yo debería tener un infierno para mi cólera, un infierno para mi orgullo, y el infierno de las caricias; un concierto de infiernos.
Me muero de cansancio. Esto es la tumba, voy hacia los gusanos, ¡horror de los horrores! Satán, farsante, tú quieres disolverme con tus hechizos. Yo reclamo. ¡Yo reclamo un golpe de tridente, una gota de fuego!
¡Ah, subir de nuevo a la vida! ¡Poner los ojos sobre nuestras deformidades! ¡Y ese veneno, ese beso mil veces maldito! ¡Mi flaqueza, la crueldad del mundo! ¡Dios mío, piedad, ocultadme, me siento demasiado mal! Estoy oculto y no lo estoy.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Czeslaw Milosz
Raymond Carver
El mejor momento del día - Raymond Carver
Las ventanas abiertas.
Las lámparas encendidas.
Fruta en el frutero.
Y tu cabeza sobre mi hombro.
El momento más feliz del día.
El amanecer,
desde luego. Y ese momento
justo antes de comer.
Y las primeras horas
de la tarde.
Pero amo
estas noches de verano.
Más incluso, me parece,
que todos esos otros momentos.
El trabajo terminado por ese día.
Y nadie que nos pueda alcanzar en ese momento.
O nunca.
Aplastamiento de las gotas - Julio Cortázar
cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro qué hastío. Ahora aparece una gotita
en lo alto del marco de la ventana, se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo
y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae.
Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes mientras le crece la barriga,
ya es una gotaza que cuelga majestuosa y de pronto zup ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.
Pero las hay que se suicidan y se entregan en seguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran, me parece ver la vibración
del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse.
Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.
Neil Krug
domingo, 26 de septiembre de 2010
La verdadera historia de los peces blancos de Pátzcuaro - Max Aub
Cómo ser un gran escritor - Charles Bukowski
bellas mujeres
y escribir unos pocos poemas de amor decentes.
y no te preocupes por la edad
y/o los nuevos talentos.
sólo bebe más cerveza más y más cerveza.
y ve al hipódromo por lo menos una vez
a la semana
y gana
si es posible.
aprender a ganar es difícil
cualquier idiota puede ser un buen perdedor.
y no olvides tu Brahms
y tu Bach y tu
cerveza.
no te exijas.
duerme hasta el mediodía.
evita las tarjetas de crédito
o pagar cualquier cosa en término.
acuérdate de que no hay un pedazo de culo
en este mundo que valga más de 50 dólares
(en 1977).
y si tienes la capacidad de amar
ámate a ti mismo primero
pero siempre sé consciente de la posibilidad de
la total derrota
ya sea por buenas o malas razones.
un sabor temprano de la muerte no es necesariamente
una mala cosa.
quédate fuera de las iglesias y los bares y los museos
y como la araña sé
paciente
el tiempo es la cruz de todos
más
el exilio
la derrota
la traíción
toda esa basura.
quédate con la cerveza.
la cerveza es continua sangre.
una amante continua.
agarra una buena máquina de escribir
y mientras los pasos van y vienen
más de allá de tu ventana
dale al asunto
dale duro
haz de eso una pelea de peso pesado
haz como el toro en la primera embestida
y recuerda a los perros viejos
que pelearon tan bien:
Hemingway, Celine, Dostoievski, Hamsun.
si crees que no se volvieron locos en habitaciones minúsculas
como te está pasando a ti ahora
sin mujeres
sin comida
sin esperanza
entonces no estás listo.
bebe más cerveza.
hay tiempo.
y si no hay
está bien
igual.
sábado, 25 de septiembre de 2010
Neil Krug
siendo otros
esconder en un bosque el ayer
mientras cocinamos nuestros deseos
y los condimentamos con una pizca de realismo
y la arquitectura brutalista de nuestros sueños
condiciona la estructura y el derrumbe de los mismos
y nuestras letras se mezclan
se follan
se aman
se necesitan
y dejamos
de
vivir en una pesadilla cartesiana
y la realidad es otra
y nos deslizamos por ella en trineo
helados
escuchando el latido
como un dolor
pero sintiéndolo
agradeciéndolo
y apretamos el pañuelo entre los dientes
para ahogar los gritos del presente vacío
que nos llena y ahoga
y le hacemos un torniquete a esa realidad
que se nos desangra entre los brazos
y olvidamos que un día
fuimos el sauce que murió con sus hachazos
desgarrado pero nuestro
ese es nuestro miedo
que se nos aferra
que se ha enamorado de nosotros
tatuado, digerido, corre por nuestras venas
cómo arrancarlo
si nacimos con él.....
Detenido por una mujer - Vladimír Holan
le supliqué: Déjeme pasar, sólo entraré
para salir de nuevo y volveré a entrar sólo para salir,
porque la oscuridad me da miedo como a todos los hombres.
Pero ella me dijo:
«¡Pues yo he dejado allí la luz encendida!».
El hombre duplicado - José Saramago
Fatiga - Vicente Huidobro
como un parque desolado.
Marcho día y noche entre esfinges caídas de mis ojos;
miro el cielo y su hierba que aprende a cantar;
miro el campo herido a grandes gritos,
y el sol en medio del viento.
Acaricio mi sombrero lleno de luz especial;
paso la mano sobre el lomo del viento;
los vientos, que pasan como las semanas;
los vientos y las luces con gestos de fruta y sed de sangre;
las luces, que pasan como los meses;
cuando la noche se apoya sobre las casas,
y el perfume de los claveles gira en torno de su eje.
Tomo asiento, como el canto de los pájaros;
es la fatiga lejana y la neblina;
caigo como el viento sobre la luz.
Caigo sobre mi alma.
He ahí el pájaro de los milagros;
he ahí los tatuajes de mi castillo;
he ahí mis plumas sobre el mar, que grita adiós.
Caigo de mi alma.
Y me rompo en pedazos de alma sobre el invierno;
caigo del viento sobre la luz;
caigo de la paloma sobre el viento.
jueves, 23 de septiembre de 2010
Tu rostro mañana - Javier Marías
miércoles, 22 de septiembre de 2010
IX Sugestiones (Cohetes) - Charles Baudelaire
Yo, otro. Crónica del cambio - Imre Kertész
martes, 21 de septiembre de 2010
La posibilidad de una isla - Michel Houellebecq
Tu rostro mañana - Javier Marías
lunes, 20 de septiembre de 2010
Cartier-Bresson
domingo, 19 de septiembre de 2010
Abraza la oscuridad - Charles Bukowski
la locura es el dios
la paz permanente de la vida
es la paz permanente de la muerte.
La agonía puede matar
o puede sustentar la vida
pero la paz es siempre horrible
la paz es la peor cosa
caminando
hablando
sonriendo
pareciendo ser.
no olvides las aceras,
las putas,
la traición,
el gusano en la manzana,
los bares, las cárceles
los suicidios de los amantes.
aquí en Estados Unidos
hemos asesinado a un presidente y a su hermano,
otro presidente ha tenido que dejar el cargo.
La gente que cree en la política
es como la gente que cree en dios:
sorben aire con pajitas
torcidas
no hay dios
no hay política
no hay paz
no hay amor
no hay control
no hay planes
mantente alejado de dios
permanece angustiado
deslízate.
El verbo ser - André Breton
Preludio a un texto en prosa - Julio Cortázar
de ninguna,
del cuarto lado de ese triángulo que forman
las dos cervezas y la chica rubia,
en este pub de Chelsea. Simplemente:
queremos tanto a Glenda.
Las papas fritas huelen a pescado
y el pescado no huele: esquives y
situaciones, estas líneas,
el barman pelirrojo y los Pink Floyd,
cada cosa desplaza lo vecino, lo empuja
a pulirse y brillar como el niño que brota de mujer.
Pero no hay como, aqui: las cosas
son lo que son porque son otras.
Sólo sé que respiro,
y que queremos tanto a Glenda.
Muerte - Pier Paolo Pasolini
un emigrado a su país y lo redescubre:
he hecho fortuna (en el intelecto)
y soy feliz, tanto
como hace tiempo lo era, destituido por norma.
Una rabia negra de poesía en el pecho.
Una loca vejez de jovencito.
Antes tu alegría se confundía
con el terror, es verdad, y ahora
casi con otra alegría
lívida, árida: mi pasión decepcionada.
Ahora me das miedo de verdad,
porque estás de verdad cerca, incluida
en mi estado de rabia, de oscura
hambre, de ansia casi de criatura nueva.
sábado, 18 de septiembre de 2010
Nocturno - Julio Cortázar
como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del humo.
Todo ha quedado allá, las botellas, el barco,
no sé si me querían, y si esperaban verme.
En el diario tirado sobre la cama dice encuentros diplomáticos,
una sangría exploratoria lo batió alegremente en cuatro sets.
Un bosque altísimo rodea esta casa en el centro de la ciudad,
yo sé, siento que un ciego está muriéndose en las cercanías.
Mi mujer sube y baja una pequeña escalera
como un capitán de navío que desconfía de las estrellas.
Hay una taza de leche, papeles, las once de la noche.
Afuera parece como si multitudes de caballos se acercaran
a la ventana que tengo a mi espalda.
Después de las fiestas - Julio Cortázar
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,
qué hermoso era saber que estabas
ahí como un remanso,
sola conmigo al borde de la noche,
y que durabas, eras más que el tiempo,
eras la que no se iba
porque una misma almohada
y una misma tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día,
juntos, riendo, despeinados.
Llega, toca, lárgate - Roger Wolfe
Escribir.
Escribir es inútil.
Ya, me contestó.
Ya lo estaba yo pensando
el otro día.
¿Y a qué conclusión llegaste?
Pues eso. Lo que dices
tú. Que carece por completo
de sentido.
Sólo que...; bueno,
también poner ladrillos
es inútil.
Sirve para construir casas...,
y paredes. Paredones, también.
Quizá se trate de eso.
¿De qué?
Un oficio, joder, un
oficio. Ni más ni menos
que un oficio.
¿Como decía Pavese?
No, como Pavese no. Como ese músico
de jazz. ¿Te acuerdas?
Freddie Green.
Llega, toca, lárgate.
sábado, 11 de septiembre de 2010
proverbio árabe
lunes, 6 de septiembre de 2010
Desollados de amor - Charles Bukowski
ojos tiernos
cuando llegue el momento de
usar el cuchillo
no dudaré ni
te culparé
a ti,
mientras conduzco por la costa solo
mientras las palmeras se mecen,
las palmeras feas y corpulentas,
mientras los vivos no llegan
mientras los muertos no parten,
no te culparé,
en vez de eso
recordaré los besos
nuestros labios desollados de amor
y cómo me diste
todo lo que tenías
y cómo te
ofrecí lo que quedaba de
mí,
y recordaré tu cuartito
el tacto de tu piel
la luz en la ventana
tus discos
tus libros
nuestro café por la mañana
nuestros mediodías nuestras noches
nuestros cuerpos derramados al unísono
dormidos
las minúsculas corrientes
inmediatas y para siempre
tu pierna y mi pierna
tu brazo y mi brazo
tu sonrisa y la calidez
de tu ser
que me hicieron reír
de nuevo.
muchachita de ojos tiernos
no tienes
cuchillo. el cuchillo es
mío y no lo voy a usar
todavía.