malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

domingo, 31 de diciembre de 2023

ROMANCERO ELÉCTRICO I

 


Ya solo quiero vestirme de mí misma, de esta piel con cicatriz, de los abismos más altos, con los ojos limpios y las hojas anchas inundadas de verbos madreselva. Hacer algo con la sed de la yegua y la potencia de la palabra derramada cuando todo el mundo se haya ido. Cuando ya todo sea mantel sucio y luces apagadas. El poema del desbordamiento, será, hasta que no le quepa más vida ni osadía. El poema dragón que desate los fuegos.
 
Un poema samurai que describa el mercadillo ambulante que recorre cabeza corazón entraña, cabeza corazón entraña, cada día, cada noche. Un abarcarse corduras y desvaríos al mismo tiempo. Amanecer con calma y cantos. Alabar los silencios que traen luz. Por un poema tan inútil como implacable. Que hable de las huellas de tu mirada. Que no sea mío, que sea de nadie. Como ofrenda imposible. Vapor de lágrima. La llaga de lo innombrable. El aleph de todas las sonrisas. Una sombra de color. Un muro fronterizo de sudor entre nuestras pieles. Una ingle con la suavidad de la porcelana. Caricia todopoderosa.  Que resista y embista. Que teja acordes de savia nueva. 

Que sepa qué hacer con las toneladas de rabia que se acumulan en el suelo del pecho. Esa que te raja la respiración. Esa que se sabe tu nombre. La que vende mechones de pelo y se esconde de los espejos. Que sea como esa ropa ya seca que espera a arder con el sol. Como el tomillo que se engancha a mis dedos y yo lo huelo como si estuviera en lo hondo, como si quisiera arrancarlo y llevármelo más adentro. Y siempre es más adentro. Como si quisiera invocar el momento que fue una y otra vez. 

        Que sea ese poema porque ahora ya sé que mi palabra es el cimiento que quedará de mí.
    





lunes, 27 de noviembre de 2023

SONO TORBIDA PER FARTI ADDENTRARE IN ME


di Julia Roig

(trad. Marcela Filippi)

 

Qui c'è il mondo.

Non sai nemmeno tu della violenza in cui sei coinvolta

Forrest Gander

 

Attraverso le mie rovine travolta da sbornia

con le cosce che tremano come vecchi cani

tra bagliori di febbre e nerbate date con amore

spargo lunghe luci e parole

maneggiando un cannone di fumo a mio piacere

 

Con cartoline dall'eccitazione, tramo un paesaggio elettrico

della donna che con carezze vieni solcando

Regno nudo quello dell'oscenità delle nostre linfe

Sono solo una daga bagnata nella tua schiuma

O viceversa

Dei fianchi ben alti

Tu, catastrofe nelle tempie,

cascata laudano di scommessa tagliente

un fango sciamanico che mi cola lungo il collo e la schiena

 

Larve di desiderio di bocca in bocca

esistere nell'emergenza

di questa femmina affranta, gitana, ventaglio di ciglia

col mio bacio, molto denso

e il flusso del tuo fiume, sferzata fantastica

 

Mentre si avvicina un animale all'insensato

ascolta come gemono i miei rami

perché so che ho già smesso di costruirmi

Ora, che mi gridi il corpo 

che si governi da solo

che si improvvisi

che crolli

col pungere dello sfavillio

 

piangendo tutta l'energia che sia necessaria

 

                                                                                                  (Del inédito Ternura bizarra de alta gama)

 


SOY TURBIA PARA QUE TE ADENTRES EN MÍ/


Aquí está el mundo.

Tú ni sabes de la violencia en la que estás implicada

Forrest Gander

Cruzo mis ruinas azotadísima de resaca

con los muslos que tiemblan como perros viejos

entre relámpagos de fiebre y golpes de culata hechos con amor

derramo luces largas y palabras

manejando un cañón de humo a mi antojo

 

Con postales de la excitación, tramo un paisaje eléctrico

de la mujer que con caricias vienes arando

Reino desnudo el del lumpen de nuestras savias

Solo soy una daga mojada en tu espuma

O viceversa

Unas caderas bien altas

Tú, catástrofe en las sienes,

cascada láudano de apuesta afilada

un barro chamánico que me chorrea nuca y espalda

 

Larvas de deseo de boca en boca

existir en la emergencia

de esta hembra zaherida, gitana, abanico de pestañas

con mi beso, bien denso

y el caudal de tu río, zarpazo fantástico

 

Mientras se aproxima un animal a la insensata

escucha cómo gimen mis ramas

porque sé que ya dejé de construirme

Ahora que me grite el cuerpo

que se gobierne solo

que se improvise

que se derrumbe

con el picotazo del brillo

 

llorando toda la energía que haga falta


El blog de Marcela aquí: Solmar


viernes, 27 de octubre de 2023

Lou Reed

 

Diez años sin Lou, mi temblor eléctrico para él en Muzikalia 



   Lou Reed, el poeta eléctrico en la oscuridad de la grieta



«Cantáis mis canciones para demostraros / Que no sois una basura».


Lou Reed – “Waste”



Sometimes when I’m all alone

I feel a type of fear

dawn’s descending, dusk is breaking

creep my darling near

I see my life before me

as a seamstress sees her pins

full and lined with failure

and coated then with sin

An education gone to waste

talent left ignored

imagination rent with drugs

someone who’s always bored

scared to death of life itself

but even more by death

not fit company for anyone

let alone a wife

no example for a child

therefore no sun for me

I am told never to think these thoughts

for they make me unhappy


The sin was craziness you see

don’t blame yourself for that –

a strange childhood, well that is true

but nothing can be done about that

The future is the same for all

we face it as we can

and there is nothing wrong with fear

it proves that you’re a man


Then other times I feel so good

the opposite you see

I think I’m full of talent

good old intuitive me

I write all hours of the night

terrible poetry

Others say that it is good

but they are lying to me

Why would they lie, you might ask

and to this I would reply

encouraging me encourages them,

to cut me shows their lie

For mine was illusion of life well spent,

everyone thought so

I was courted as a rake

wherever I did go

But I know warts, you can’t fool me

with flattering and praise

You sing my songs to prove to yourselves

that you are not a waste.

lunes, 9 de octubre de 2023

una floristería en llamas

 



"hay una floristería en llamas

y sus cristales estallan en sangre vegetal"

Corcobado

La ausencia destroza y la palabra no escrita es el abismo de espaldas. Yo despierto de la pesadilla con la caída. Así la rompo. Y pienso que escupo sangre. Pero escupo versos. Entonces mi corazón ilumina. Es un farol. Y me lleno de ramas. Y nubes bajas y soy una presa líquida en tus dedos cuando se parte.

Se me derrama el corazón. Pon las manos. Imploro. 

Cómo recupero lo pequeño en la hecatombe? Qué se recoge entre el polvo? Cómo ser en el escombro?

Ahí todos somos ciegos, el tacto busca, el tacto encuentra. Me sé tus caricias aunque me den el infinito. 

Y la vida es la bancarrota de los que se atreven. Y el poro que no suda? no existe? quién lo lame? ven insiste, haz que renazca. 

Las plumas hablan del barro porque no vuelan.  Las plumas escupen tinta para elevarse. Para llegar muy lejos. Y la caricia revive al que no respira. La mirada crucifica un temblor para siempre. Somos incendios que se van apagando sin agua y eso duele mucho. 

un nomeolvides

un parasiempre

un siemprevivas

las plantas mienten y saben más que nosotros

o sencillamente nosotros nos mentimos poniéndoles nombres que no tuvieron nunca. 

me busco, me palpo, me siento, me encuentro y tú enloqueces

soy mi corazón, cada vez más. soy yonqui del temblor, cada vez más. naturaleza viva. 

en las plazas no hay caballos. es el bosque el que eyacula y mi alma la madrugada y mi sexo un cascabel y tu abrazo un colmillo y las dudas capas. 

que no es un fósil el amor

dame raíz dame frescor

luz agua calor

un animal que se arrodilla es algo que solo existe en este poema. ahora. yo. 

búscame viva y locuaz que la poesía es una charlatana de ojos abiertos y piernas largas. Primero te habla de los posos de la cerveza. Después de los posos del sudor sobre la almohada. Pierde el juicio leyendo travesías de sal. Atraviesa párpado y corazón en la misma estocada. 

Solo trae versos peligrosos si los carga dentro. Se llena de euforia y te ama con la paciencia de un adicto. Porque lo es. Porque se rebela. Se revuelve. Se arrastra al templo de tu carne. Te invoca. Te deshuesa. Di, habla, no te calles, escribe, escupe, cabalga, desencadena la energía equivocada, diabla. 


sábado, 16 de septiembre de 2023

de coraje, cafeína y corazones exhaustos

 



Desde lo alto y oscuro de mi soledad 

te beso con la mirada y no lo sabes. 

y no hace falta que lo sepas, ni nada

Jose Sbarra



Aprender a chapotear en los silencios y el frío.

Saber qué hacer con el fuego, la sangre y la ceniza.

Yo busco lo que me deslumbra como los gatos en las carreteras oscuras. Desplegar mi sed como las raíces de un árbol. Entrar voraz en el arte y que todo esté lleno de puertas, ventanas y saltos, dudas y cabos sueltos, rincones de penumbra, coraje, cafeína y corazones exhaustos. Hacer mapas con los poemas. Asfixiarme, impecablemente tierna, leyendo La nube en pantalones de Maiakovski y sus quinientos versos. No busco espejos si lo que traigo es hambre. Aquí la palabra como material volumétrico. El ansia como las luces de emergencia que me guíen hasta sacarme del tedio. Las caricias por encima de la ropa nunca fueron suficiente. Las miradas que no atraviesen no serán consideradas, los cuchillos nunca cortaron con su brillo. No puedo contener el temporal de mis venas ni lo pretendo. No puedo no mancharme si quiero decir algo. No necesito leerte si al acabar sigo impoluta. Escribir es como amarse. No puedo maquillar la hoja en blanco. No puedo forzar un escalofrío. Pero sí atravesar los campos sin dorsal ni herraduras, con la más hermosa desnudez, pero sí arrebatada en mitad de esta jungla de corazones vacíos seguir caminando en busca del latido, del relincho, del tañido. No quiero ligereza ni el poema redondo. Ni el esperado. Ni el definitivo. Ni el que hable de mí. Ni el que viene a noquearme si no cae conmigo. Leer es como amarte. No creo en las cimas. Qué feo se me hace el mundo cuando es un estribillo, cuando es abarcable. A mí lo inesperado. El aplauso es como el eco, habla del vacío. Y el dolor hay que editarlo una y otra vez. 

Me vengo pequeña, algo pugna por dentro constantemente. La maravilla de las noches en habitaciones extrañas, en camas que no son la nuestra, con idiomas desconocidos. La maravilla de sentirse por dentro como inacabada, como recién llegada, recién nacida, viva, febril, errónea, desorientada, inquieta y dejar que "eso" siga pugnando por dentro, que todo sea contraste y deseo, como dijo el filósofo, que después todo es debilidad y costumbre



NO SOY UN HOMBRE QUE SABE. HE SIDO UN HOMBRE QUE BUSCA Y LO SOY AÚN

Hermann Hesse


sábado, 2 de septiembre de 2023

no son benditas como todas ni entre todas

a veces pienso en escribir hasta que el verso se ahogue en su tinta o en sus redes, para gastarme entera y no volver. para ser atrapada y pieza en la boquería. aburrida ya de que prediquen el fin del mundo todos los fines de semana cuando todos tenemos nuestro propio fin del mundo, fin de mes, fin de existencias, el fin de las ganas, el fin que justifique los medios. la obsolescencia inhumana.

Pero exquisitos, perdidos, lúcidos, desnudos y cazadores, una nueva gran belleza, ahora.  Ojalá. Y que el poema sea un trozo de piel, no una bandera que llega manchada.

Porque yo

todo, para fecundar tus párpados. 

Toco, para temblar una vez más. 

Tomo, para aliñar la euforia. 

Talo, lo que sea pena/panfleto como un árbol muerto que se vuelve papel, poema, libro, mango de hacha, tabla de cortar, brasa en un salón lejano. 

No se puede encerrar el equilibrio, como un perro sin dueño, porque simplemente no existe. 

Vamos a estirar los cuadriceps del corazón, pon tu pie como si fuera una garra y así no caerás, me dicen. 

Maldita e inconmensurable la distancia entre el sueño y lo real, el panal y la picadura, la llama y la llaga, el bisturí y la cura. 

La siento en las sienes como una letanía, metrónomo salvaje, cartucho de piel. Lo que soy. 

cuando devoro no soy nada diplomática. 

cuando escucho soy un camposanto. 

cuando amo soy una batalla de la gran guerra, a caballo y trinchera. 

cuando pienso un avispero sinuoso.

cuando hablo la ametralladora de un dios enloquecido. 

cuando me templo, un campesino romántico con luna llena. 

ay las poetas y su sudor. 

ay los poetas y su pudor. 

ay los futuros de la academia y el crepúsculo. 

cuánto daño suave. cuando yo lo que quiero es exprimir gotas de mí sobre tu pecho. quiero ser laboriosa con lo que importa. en este país de carne y pelo largo, quiero excederme y vagabundear sin control ni memoria. hacerme con todas las briznas de ternura que pasan desapercibidas. yo las quiero. lamer desiertos por devoción. desangrarme en caminos hacia la nada. ulular. alimentar jaurías de deseos. avanzar hacia dentro. estar calma y loca. aquí beben los pájaros. en mi boca. aquí anidan las fábulas. en mi clavícula. aquí una cierva dicta el poema de las mujeres que no son benditas como todas ni entre todas. en las noches que no son veneno. entre mis argumentos para enloquecer están tus venas. en mi cabello como diluvio una revolución. tierna y marcial. en la quilla de mis ojos excavo una caricia. carveriana lo uso todo. los bloques de desesperación y las ráfagas de aire fresco. 

ay de los que no son modernos. 

ay de los que no llevan traje de etiqueta. 

ay de los que no hablan de sus pueblos, de sus males, de sus logros. 

yates y plazas, lugares comunes. 

ay de los que de su propia decepción hacen espuela y escuela.

ay



miércoles, 30 de agosto de 2023

frente a un Caravaggio

 



Ritmitas de marea. Si por dentro me observaras, todo lo verías. Cada capa, estrato del delirio que me alberga. Varios libros no escritos, más allá de la dermis, albergamos, porque la Vida, cuando libre, es una loca. De las que no están medicadas. Una danza sin historial de la histeria. Yo no quiero ni enterrar, ni enterrarme. La lucidez es el rayo oblicuo que cruza tu pensamiento, derrumbando a mansalva, lo que a duras penas, a duras rabias, venías tú con ternura construyendo. Viene a crujir y a desdecirte. En la cúspide hace frío y en la mina también cuesta respirar. No quiero leer reseñas del naufragio. La decadencia es obscena si no te toca. Un lienzo puro que cuelga de un muro que se queda a solas al anochecer. No hay viento en los museos. No hay redadas en sus salas. Me encantaría pasear borracha por el Louvre o El Prado. Que me hicieran un control de alcoholemia frente a un Caravaggio. Señorita, usted no puede mirar este cuadro, usted es un tigre. O que me dejen quieta frente a un Bosco, para ver si bajan o suben los niveles de mi aliento. Y desaparecer en El Jardín de las delicias. Nadie se dedica a bucear en mi aliento más allá de las cunetas a las seis de la mañana fuera del Amnesia. Tantas cosas que medir en él. En mi aliento. Desidia, indignación, deseo, voracidad, extenuación, hambre, sed. Esta mujer está demasiado embravecida, aléjense hasta que pase. Y que le pongan mi nombre a un huracán. O a un terremoto. Esta mujer que no observe un Freud, ni un Schiele, ni un Goya, hasta que esté limpia y serena, como un mar tras la tormenta.    

viernes, 11 de agosto de 2023

mujer pimienta

 

el cuerpo es una galaxia


hubo una noche de calor líquido que rezumaba por las paredes y por mi piel, el ventilador a los pies de la cama hacía un barrido sobre mi cuerpo moviendo el aire caliente envolviéndome mientras observaba a un gato en el alféizar de mi ventana y sabía que la temperatura dentro-fuera era prácticamente exacta y sentí el mundo pequeño y caluroso y unido y prieto, no sé explicarlo. sentí que el mundo era una habitación claustrofóbica y quizá yo iba a salir de él. la luz era tenue y la luna azotaba el campo con su rabia honesta. por mi mente pasaron infinitas batallas y mi respiración se hizo profunda, como un pozo hondo que busca agua, más dentro, más más más. hice estiaje de todo el amor que albergaba y de las risas que hacen crujir los centros. y me sentí calma. plena. floreciente hazaña. pensé que a veces he sido un jardín ambulante y mis raíces han roto el suelo del salón de todos los males, porque lo mismo te arrastra un abismo que una pasión cuando lo que tienes es sed. y he sabido siempre que el dolor cuando no es sonoro no es menos dolor. y que mi mente no es del todo penetrable. y creo en el suero de las palabras cuando florecen libres y bañan las heridas sin saber de quién son ni cómo se hicieron. el asedio del deseo no es necesario. y no todo te recibe con un welcome. así que arded dioses, porque este verano trae los ojos de Ramón Lobo y el sueño del pasaporte de Leguineche. la raíz que se entrelaza pelea por el agua. a veces todo es ruido en las sienes. a veces el vacío es voluminoso. y la gruta del corazón tiene tu voz. soy sagrada. pienso. soy sagrada. escribo para mí y expulso toda la herrumbre. escribo para mí y me mezo en los bosques y en las olas. escribo para mí sin burocracia. lamo el envés de todos los asfaltos y regalo mi pecho al eco del alarido que me busque. escribo el manifiesto de la cornisa del alma. acaricio el contorno del impulso de quererme encontrar por dentro. tintas, pintalabios, musas y santos. suspiros y plegarias. veleros en mis lágrimas emborronando todos los mapas. estoy hecha de costas y danzas. una indonesia en mi espalda. me surcan volcanes dormidos. palabras en ruinas. poemas escritos en papel de fumar que solo saben a humo. pero nada importa para el adicto a la belleza. la que ensancha el mundo y le da sentido. el puño que atraviesa el capricho. la boquilla de mi locura. el colapso de la luz, los nombres no dados, las yeguas sin estribos. hubo una noche de calor líquido que rezumaba por mi vientre y mi corazón, hubo una noche que me volvió sagrada. 




miércoles, 26 de julio de 2023

vocación de incendio o la belleza por error




Me interesé por el muralismo hiperviolento y la filosofía hindú, cuando ya el corazón del mundo ardía.

Rodas, Argel, Palermo. 

Poésie-verité, con energía real. Inundarlo todo. Desde los veinte queriendo ser una peonza enloquecida y mi lengua una púa, a lo Papasquiaro. Vivir en la catarsis no acaba de funcionar, qué calle, qué piso, qué puerta, qué campo. Con vocación de incendio, vestida para el baile, armada de tinta, así huyen los poetas, como los pulpos, como el calamar. La piel es un vaticinio. La sonrisa una trinchera que hace las veces de hoguera, de hogar. El poema aguardiente mediterráneo. Me dirijo a una boca de incendio o una escalera de emergencia en un brownie neoyorquino y bebo sangría con Lou, para alejarnos del fuego, pero ya es tarde, me dirijo a la belleza por error, que diría Kundera. Me tatuaré en el hombro izquierdo el blackstar de Bowie. Escribiré el poema de la supernova que nunca fui. Balconing en el corazón y de fondo versos de San Juan de la cruz. La noche oscura del alma. Suena Astral weeks en bucle. Albricias, reina egipcia, la cuna ya arde cual biblioteca de Alejandría. Compite una lágrima por mi fosa nasal izquierda con otra que se desliza por mi mejilla derecha. Ambas, barridas en mi labio superior, acaban en mi lengua y ese es el fotofinish de todas las carreras.

Hablé tanto del fuego que no pensé en el sol. LUX LUX LUX. 

Las máquinas no podrán hacer bacanales ni derramarán el vino. Ni serán abducidas por cantos de serenas sirenas. Hay que ser caníbales, leí por ahí. Y jaulas abiertas. Artesanos de la carne. Y vagabundos futuros por elección. 

Abrir los ojos como un alarido en mitad de tanto fuego equivocado. 

Dame a luz. Sin diplomacia. En cualquier calle. En cualquier camino. Pero dame. La antología de la nada duele como los veranos sin espuma. Como el crepúsculo famélico que atraviesan los caballos de la desesperación de Faulkner. Como los cuchillos del tiempo. Y las canciones sin nadie cerca. O el crimen de los recuerdos. O el caminar a solas la propia piel. Sin veneno exquisito todo serán cenizas. La comedia sin divinidad o el viaje sin nada que no sea noche. El poema se masturba y se desprecia. Demasiadas curvas había en sus ojos. Cómo desnudar a una mujer hecha de silencios. 

Aguardar en el jardín de los torsos 

a que florezcan 

o enloquezcan

mientras todo arde. 




los derechos de lector no existen.

viernes, 21 de julio de 2023

Filosofías del underground - Luis Racionero

¿Por qué esta obsesión por ser racional? ¿Por qué idolizar una forma de pensamiento, inventada por hombres del siglo V, hasta el punto de pedirle al mundo que también él sea racional y nos dé soluciones racionales a nuestras preguntas? El mundo y la vida son como son. Los únicos que somos racionales somos nosotros. No es correcto inventar el racionalismo y luego proyectarlo sobre el mundo, y pedirle que sea racional. Esto es un proceso neurótico denominado en psicoanálisis transferencia. La cuestión no estriba en seguir haciéndole preguntas racionales a la vida, no en seguir empeñándose en que el mundo actúe según una lógica racional; porque esta es una actitud paranoica nacida del miedo a la vida y a la imparcialidad de la naturaleza. La actitud mental sana consiste en buscar intensamente la experiencia, vivir las situaciones con la mente abierta, tratando de aprender por experiencia cuál es la ordenada racionalidad del mundo. ¿Por qué tanto miedo a lo irracional? ¿Por qué nos asusta el flujo de la vida y necesitamos aferrarnos a las ilusorias esencias inmutables del racionalismo? Detrás del miedo al cambio está el miedo a la muerte. Sería preferible menos cartesianismo y algo más de gozo ante el misterio de la vida. Que la desesperación y la angustia sean las actitudes más nobles ante la vida es una idea puritana y represiva. Muchas veces lo que más cuesta no es lo mejor; el sufrimiento no aumenta la energía vital, sino que la mutila; y en último término lo fundamental para la vida es la energía vital. Energía, decía Blake, es gozo eterno. El pensamiento puede potenciar o coartar esta energía. Quien prefiera un Kierkegaard para explicar lo absurdo de la vida puede empaparse de lúcida desesperación: es su elección subjetiva y temperamental. Pero quien quiera usar el pensamiento para aumentar sus energías vitales, para vivir más intensamente, para sumergirse en la corriente vital, que todo lo lava y alimenta, hallará útiles las filosofías irracionales, que no tienen por objetivo la búsqueda de la verdad, sino la experiencia del gozo vital. De eso que Jorge Guillén definía, sencillamente así:

                  Ser nada más. Y basta.
                   Es la absoluta dicha. 



viernes, 23 de junio de 2023

el fade out de la luz y el fuego

 



¿Es un imperio
esa luz que se apaga
o una luciérnaga?

Jorge Luis Borges

¡Luz, más luz!

J. W. Goethe


Yo quiero que me lea la biblia Leonard Cohen en la noche insomne que llega cargada de aristas y versos con puntas de obsidiana que hacen diana en mi pecho, perdidos en este campo de Agramante, sin más luz que la del fuego. Con el cuero del corazón bien sellado como un pasaporte antiguo y aún vivo, y darte el contrapicado de mi espalda y que todo sea una eterna madrugada de luna nueva y pleamar sin artificio.  

Fabricar una locución amorosa en la hora de la poesía, esa hora azul, casi eterna, de las cuatro de la mañana, como decía Sylvia, anterior al llanto del bebé, anterior a la vidriosa música del lechero que deja las botellas.

Yo quiero escuchar una canción que hable de faldas y atropellos en el alma, que me llene el pecho de paz furiosa, como un runrun del galope de mil caballos enloquecidos que puedo tocar con calma.

Quiero que alguien narre los mil imperios que nos nacen a solas bebiendo vino bajo las estrellas mientras arden en hogueras románticas los momentos oscuros y los deseos. Mientras esnifo este Mare Nostrum y venero a nuestros dioses paganos con plenitud y osadía.

Que alguien dibuje lo incontenible de la flor, la infinitud de mi risa, lo inenarrable de la pérdida, que derrame caricias sobre las colinas y que se mezclen con el calor de los animales salvajes que viven de noche como las trompetas de ángel o las flores de loto.

Quiero escribir una oda al vacío que crece dentro y cómo arrasan los fade out de las canciones que amamos, todo la crueldad de la belleza cuando se despide a la francesa para recitarla en balcones modernistas de callejuelas estrechas donde el sol entra como por rendijas solo un momento.

Alguien podría después labrar las nubes para alborotar la luz entre el dolor y la alegría y así, mientras Ginsberg aúlla el Sutra del corazón podamos, cual llamaradas feroces, partir a lo más alto.

Quiero un desmayo bañada en la luz de D. F., y una epifanía en la luz de Granada cuando entienda que la profundidad de una cicatriz es solo la cripta de un daño.

Aprender a blandir los rayos y las llamas para triturar penumbras de silencio y regalarte la luz que acuchilla un vitral romano a mediodía.

Lorca dijo la luz no sabe qué quiere, se me ocurre que por eso invade y penetra con fuerza y luego se rinde cálida y mansamente. Por eso escribe sobre la ruta de la sal que inventan los cuerpos. Por eso lo puede todo. Por eso a bordo de ti se despliega como un velero y es un clamor, grita, jadea, se retuerce, de deshace y se humilla.

Hoy las calles recuerdan que fueron campo un día, escribió Borges.

Hagamos nuestra la caligrafía del sol y escribamos una carta de fuego. Seamos un timón de luz que enloquezca cada día.


viernes, 9 de junio de 2023

Instrucciones para blindar un corazón, José María Parreño

 



Entre mis argumentos para la desesperanza
estás tú,
el disturbio sangriento, los debates
de Naciones Unidas
y los puntos de sutura en las muñecas.

A tu lado
la luna es ácida como un limón partido
y el sol el punto último
de una frase de desilusión.

Mira,
si quiera si las conversaciones se hubieran diluido
entre cafés o aburrimientos o besos
o la máquina exacta de los meses
te moliera las dudas...
pero las dudas son esa piedrecita o más bien un diamante,
porque la máquina acabó destrozada,
y en el suelo revueltos
el granizo, el cadáver, el sur.

Han pasado los años
y he aprendido a vivir con tu recuerdo
como un viejo sudor
que no puede limpiarme el dorso de la mano.

**  

Yo. Sagitario.
nieto de antiguos centauros
que creían la noche una pantera tuerta
y a su único ojo lo llamaron luna,
tan tiernos,
que morían de tristeza las tardes de niebla,
tan tiernos que sus úlceras,
se las causa un hilo
y sabían los secretos para tallar el agua,
tan tiernos,
que al salir del mar
sus huellas en la arena
tenían la forma de sus corazones.

Yo. tengo un glaciar de lágrimas heladas
desde hace muchos siglos.
porque quise amar más, de otra manera,
porque amar ha sido hacer sufrir a tantos
que el amor es un cáncer
con forma de paloma.
y en mis labios un beso como un barco
con la quilla en mis dientes
fue luego un esqueleto mordido por las olas.
ese amor nos dio el dios.

yo que borré las huellas dactilares de mi manos
para hacer más suaves las caricias
hoy las tengo desolladas de adioses.

eso nos dio:
la sed por otro cuerpo,
el estruendo de todas las ausencias,
para que nos amáramos.
hoy no quiero morirme
como tanta otra vez.


miércoles, 7 de junio de 2023

HOSSANA, KARMA POLICE Y EL TEMBLOR

"nada hay fuera del texto" 

Jacques Derrida


Suena Karma police en bucle mientras yo pretendo volar a la suprarrealidad deseada y forjar un poema que huela a tierra/hierba fresca y a noches de clarividencia y devoción, si es que eso es posible. Un poema que no se pretenda guante ni ofensa. Un poema forajido. Que me sea coartada para vestirme de luz e insistencia y rescatarme un poco, ahora que el aire está inmóvil, como escribió Rimbaud, y pergeñar en versos kilométricos una danza antigua que mezcle diabluras y vértigo. Me emborracho de soledad y juego con el sextante que dicta las distancias que nos separan, a ver si lo rompo. Después empiezo el poema en el que navego y naufrago al mismo tiempo y me pregunto: ¿por qué tiemblo? Porque la vida es un fiordo de fuego que se deshace en nuestro pecho y quiero abrir mis ojos inmensamente de aquí a Lima para no perder detalle de ese deshielo y de ese incendio, porque es mío y único. 

Fuera un ejército inmenso manosea un nembutal de coltán como si fueran sus sexos, pero no lo son. Sedados, ofendidos y ofensivos. Ellos se quitan (y quitan) la vida a diario y no sé por qué, cantaría Krahe. Porque no lo saben, pienso o sí, y eso sería lo perverso. Hembra atávica aullando hossanas en este no-esplendor sobre el asfalto. Yo TIEMBLO en mayúsculas y el corazón me relincha dolorosamente en un lugar con mucho sol y sigo escribiendo como un río sin cauce porque no sé hacerlo de otro modo y porque elijo el poema para desmoronarme como elijo tu cuerpo. Elijo el atardecer de ceniza turneriano mientras hago taxidermia al recuerdo y deconstruyo el amor a lo Derrida y elijo la belleza del gesto y soy una mujer con el cabello lleno de corceles. Tiemblo cuando muerdo tus palabras en mi boca. Le vendo los ojos a Proserpina en el poema con un terciopelo rojo bermellón y le recito, que no receto, vida. Y tiemblo.

Elijo el enigma y el escombro de las horas felices. Elijo licorerías oscuras y exámenes de histeria. Allí donde se guarda el silencio y la calma a veces se pierde la cabeza y el control. Pero sigo temblando. Las cicatrices embellecen al guerrero, me repito en un delirio de metal. Porque somos un cúmulo de fragmentos que se desordenan después de tantas caídas, sin control remoto para la emoción, el cuerpo se improvisa, sin alzado previo, una vez más. Vitrinas y espejos, eso no es vida, es un eslogan de plástico, la medusa en la tráquea de un tenor. Mi corazón, una amanita muscaria que crece y se desborda en un bosque submarino lleno de caballos griegos que leen a Tristan Tzara y yo les observo, vestida con un péplum mientras vuelco una ánfora llena de vino sobre los demonios de la literatura y me condecoro con tu risa salvaje mientras ellos beben y se atreven a asomarse a sus adentros. Tiemblo porque albergo un ciclón en el pecho. Tiemblo mientras leo a Lorca, a Shepard, a Margarit y a Grande. Tiemblo en la anemia del poema que no llega a este corazón abierto. Tiemblo porque los niños ya no juegan, solo crecen rápido. Tiemblo ante el muestrario de caricias que reclaman las pieles. 

Ninfa sabelotodo, sigue temblando y parte el cráneo de la palabra más hermosa, no la domestiques nunca, haz que muerda o devórala, consciente de tu temblor.

Elige el poema, elige tu cuerpo y desmorónate.






La interpretación más hermosa de Karma Police: 

My interpretation of this video, and the song itself, is the idea of becoming overly vengeful. Of holding spite against people for every little thing they do, even things they can’t help like their ‘Hairdo making you feel ill’ or ‘Buzzing like a fridge’. The singer wants the ‘Karma Police’ to catch up with everyone he holds these grudges against, hence the video being the relentless chase of a perfectly average guy for seemingly no reason. It’s letting yourself fall into a cycle of anger and losing yourself to spite you can’t let go of. And you’re just in the backseat, letting these intrusive thoughts take the wheel. By the time the singer wakes up and realises ‘For a minute there, I lost myself’, karma begins to catch back up with him, following the destructive path he’s left behind (The fire chasing the gas trail). But he gets out of the car just in time, getting out of that vicious cycle and realising that a life holding grudges is no life at all.

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Mi interpretación de este video, y de la canción en sí, es la idea de volverse demasiado vengativo. De guardar rencor contra las personas por cada pequeña cosa que hacen, incluso las cosas que no pueden evitar, como su 'peinado que te hace sentir mal' o 'zumbando como una nevera'.

El cantante quiere que la 'Policía del karma' alcance a todas las personas a las que les guarda rencor, por lo que el video es la persecución implacable de un tipo perfectamente normal sin razón aparente. Es dejarte caer en un ciclo de ira y perderte en un despecho que no puedes dejar ir. Y solo estás en el asiento trasero, dejando que estos pensamientos intrusivos tomen el volante.

Para cuando el cantante se despierta y se da cuenta de "Por un minuto allí, me perdí", el karma comienza a alcanzarlo, siguiendo el camino destructivo que ha dejado atrás (El fuego persiguiendo el rastro de gasolina). Pero sale del coche justo a tiempo, saliendo de ese círculo vicioso y dándose cuenta de que una vida llena de rencores no es vida en absoluto.



jueves, 25 de mayo de 2023

Ruinas de rímel

 



El mismo poema, sí, el mismo. Como un paisaje lunar que recorrer con la luz apagada por dentro, como una serpiente reptando entre las ruinas y los versos, hasta donde no llega nadie. Llegarse. Un poema largo, casi infinito, un poema como una vida en el contorno de tu boca. Cargado de tinta o tinto o brebaje rimeliano como el que cargo en mis pestañas. Un poema aún no escrito en la buhardilla de un planeta lejano que aún no tiene nombre ni quien lo nombre. Pueden ser unos fragmentos tallados con la pluma de un ave milenaria que picotea restos de comida de cualquier vertedero triste o regala un último vuelo al animal atropellado que aguarda en la carretera, porque cuando el mar se muestra embravecido ya sabemos que el hambre sin más no se calma. El hambre desorienta. El poema también. Y trae dos orillas, como todo, como los cuerpos. Como el cuerpo que flota y es su propio mar. Como un verbo lanza de llamas. Como tus ojos bomba y tu lenguaje de imperio romano. El mismo poema que quiere sol y agua. Como nosotros. Como los nidos y las cuevas. Unos lo visten de himno romántico. Otros hacen testimonio de una rabia. Reclutan tristezas o manifiestan hazañas. Le crecen garras al poema. Y lluvias y rayos. A veces callejones y barroquismo. Le crecen balcones y bromelias. Un aguijón bizarro muy dentro mientras una maleza de cristal exuberante y rotunda se descalza en tu lengua. Deja que me enrosque en tus ojos para escribirlo. Un poema que urge o ruge. Que trepa y parte. Que te teme o te mata. Es el mismo poema, sí, y estamos dentro. Desde que es un cachorro ya muerde. Es puerto para la desesperación y puente para el desesperado. Se cree locura, se cree vanguardia. A veces humo, a veces sorpresa. En harapos, deslumbra. Con la cara limpia, seduce. Precipitado, apabulla. Puede ser magia negra, invisible caricia que te navega entre las escápulas. Y puede ser un fardo de latidos abandonado en una playa. El mismo poema que quiere fuego y madrugada. El mismo que a punto de coronar la cima se te escapa. Vendimia sagrada, un pecho lleno de piedras, una estación vacía o una puerta mal cerrada. Se queda quieto, aguarda. Enferma en un espejo. Es indecente y glorioso. Se revuelve, resiste, manipula, enreda, desordena y se rinde antes de la destrucción. Es un prado oscuro y una trampa. Viene dispuesto a acabar contigo. Te vacía. Te asfixia. Te eleva y te revive. Es el mismo poema, sí, el mismo. Un atardecer lleno de estorninos derrochando luces rojas en mitad de la calma. Es el mismo, lo habitas, desorientado y hambriento. No salgas.  

EL HOMBRE TATUADO, de Claudio Ferrufino-Coqueugniot

 




Claudio Ferrufino-Coqueugniot 

 

Esas hermosas historias de mar… Un raro Alejandro Dumas alejado de las cortes francesas en Las aventuras de John Davis. No recuerdo el argumento. Lo leí, enfermo de mononucleosis, en mi larga cama juvenil de Cochabamba y Buenos Aires.

 

El mar, que en sí no cuenta entre mis lugares favoritos, proporcionó a Stevenson, el cojo John Silver, Pierre Mac Orlan, Oexmelin, Conrad, los viajes de Simbad, el Holandés Errante ¡Cuánta imaginación me trajo este barco! Cuántas líneas escribí, yo mediterráneo, sobre olas y fantasmas. Hollywood destrozó aquella magia con un pirata tonto. No era este uno de los mustios caballeros de fortuna ahorcados en el muelle de Savannah, pasando por allí en 1989. Temí, en la playa de Rehoboth, Delaware, que el mar me engullese hacia las fauces del gran tiburón blanco. Nadé contando las olas cuando ya los hombrecitos de la playa semejaban hormigas.

 

Mar de Arica. Melville. Aire de pescado. Salida del Shenandoah hacia el océano. Aguas oscuras golpean las rocas del Malecón y salpican las piernas de Maceo. Esas de mar historias hermosas.

 

Queda el ron, domingo de mayo; un Kirk & Sweeney Gran Reserva aroma el ambiente. Luego ron negro de las islas, de la Guyana barrosa, de Trinidad y melancólicos cantos bailables. Contemplo a las hijas, tres décadas al lado de ellas que ya terminan. Sorbo, huelo, Earth, Wind and Fire suena en los parlantes. Los jóvenes no bailan todavía pero se mueven en la afrocadencia. Hará un año que un amigo en el trabajo contó que en un asilo cercano moría uno de sus miembros. Hasta el baile tiene fin, no hay fiesta eterna. Isla Desolación; por los canales ruge algo y devoramos uno al otro, entre nos.

 

Literatura mixturada de vida, qué ella sino literatura, en la pesadumbre de Giordano Bruno en la Roma de Marcela o las sombrías iglesias de Braga. Todo ha estado, tiene que estar, en alguna página. Escribo desde una mesa prensada a medianoche. Pronto saldré al mundo de los mapaches de cola a rayas. Me llevan a Peter Pan, a los jardines de Kensington, las crónicas de Narnia.

 

Treinta años han pasado. Y más. Sorbo el ron color de tus ojos, me despido en silencio, se abren caminos, la rutina de envejecer perece ante el placer. Subido a un bajel me inmiscuyo por los ríos de Georgia en busca del vellocino. En una bahía de antes las naves se aprestan a partir a Troya. Desde Beocia a Pilos, tierra de Néstor; de la Fócide a la Lócrida. Homero las cataloga, una por una, las negras naves, este ron que está pintado igual que tus pupilas.

 

Literatura hasta en los vertederos de Chitá y Manila (leer a Patxi Irurzun). En la miseria de los calmucos.

 

Antes del licor de caña dulce asomo a la boca un mezcal, ese que no se disfruta porque mata. Ya desvarío, mescal o mezcal, apaches mescaleros, mescalina. Salto a De Quincey y Bukowski; a Jim Morrison y callo. El prieto alacrán en el fondo de la botella canta tontas canciones de amor, dolidas, ahogadas. Hasta que lo descabezan y mastican con ruido de tostado ch'uspillo.

 

He de trabajar ahora, continúo mañana con los paisajes que traiga el amanecer en ulular de búhos y zorras madres que chillan.

 


En el filme Cabeza de Vaca, extraordinario, el loco Pánfilo de Narváez se pierde en la sombra, otra nominación de la muerte. Las naves son devoradas por la broma, ancladas en Nombre de Dios. Los españoles se hacen menos por sus guerras internas. Les heredamos eso. Pero vienen más. Los trajo el agua, sea que el verbo de sangre flotaba sobre las aguas. Génesis malparido, sacerdotes que cubren de tierra a otros sacerdotes.

 

Leí “todo” Daniel Defoe en mi juventud. Por supuesto que comencé con Robinson Crusoe pero seguí con Diario del año de la peste. Entre ellos, en una edición española de hará cincuenta años, estaban las páginas de El pirata. Sólidas lecturas del siglo XVII y XVIII, formación de mi imaginario literario. No podría hoy describir el contexto sino de algunas pero ese bagaje quedó, late, sobrevive y obliga mi prosa hacia derroteros que tienen un poco de antiguo aunque no de obsoleto.

 

El mar. El sur del mar, el Estrecho, el hambre, las orcas y el genocidio indio. Francis Drake y Morgan, Barbanegra, cuya cabeza colgante de un bauprés elucubraba yo mientras navegaba los canales de Virginia y pensaba cuán cenagosas eran las Carolinas. Tan viejo aquello, ciudades costeras, rincones que el tiempo no tocó, bares penumbrales que no diferirán mucho de los doscientos años atrás. La costa oriental de los Estados Unidos cargada de misterio, desde la caliente Florida de Juan Ponce de León hasta la sombría Nueva Inglaterra. Mientras bebía y cabalgaba el amor como potro bronco también leía y acumulaba historias. Una cosa no desdecía la otra; la resaca producía textos y asimilaba lecturas: cartas a Diego Rivera de su amante rusa, La cruzada de los niños, fotografías de Roman Vishniac y de Jan Saudek con Dvorak y Smetana de fondo. Las cortinas de mi dormitorio en Rockville, Maryland, son pesadas. La cama es de ascendencia británica del ochocientos. El piso cruje, la madera del piso brilla por la cera de tantos pies. Contemplo el cuadro en la cabecera de cama: animales en línea para el Arca. Edward Hicks… no lo olvido. Hiervo una sopa de pollo y fideos directamente en la lata. A no muy lejos distancia huele el mar.

 

“Ground Control to Major Tom”. Media hora de Bowie hasta el trabajo. Diluvia. Conejos se refugian en el calor de los baches del camino, ya ni corren al acercarme. Verne, El Chancellor. Agua de río en la alucinación de las amazonas. Me gustó Más allá del horizonte, de Joaquín Aguirre Lavayén. Francisco de Orellana…

 

Suena la una y cincuenta y dos. Suenan las dos. Pongo el disco Klassische Militärmärsche, casi completo con música de Beethoven, algo de Berlioz y Haydn. Ropa en remojo, he de arrodillarme a lavar. Si cierro los ojos y no aspiro el jabón se creería que cerca hay un torrente de montaña, que Francine se ha desnudado otra vez y puesto su blanco cuerpo de Yorkshire dentro del agua helada. Ella venía de piratas irlandeses e italianos, según decía; tenía pupilas color del mar de Cancún pero celestes. Ha tirado las faldas y danza lenta una canción de la olvidada banda The Style Council; luego me besa y despierto, ceniciento mi rostro, chueca la nariz y dientes rotos.

 

Recorro con la vista mi piel, de alguna forma en ella se ha tatuado lo hecho. Bajo la axila suena el pájaro cucú de Cochabamba ya de mucho hundida. Por el ombligo, las rejas de la cárcel se tornaron frías. En la rodilla aflora la margarita de tu sexo y en la otra tu espalda parece resbalín de infantes. Ray Bradbury; sí, también estoy tatuado como ecrán que camina.

25/02/2023


Más: 

http://lecoqenfer.blogspot.com


 

domingo, 21 de mayo de 2023

DÍA UNO, América Lainez

 

Es en las tardes de domingo cuando se abre la herida
por donde salen todos los muertos,
y la vida se desparrama por el piso como naranja de pulpa agonizante
olvidada por la mano que la exprime.
Dios no existe en las tardes de domingo,
ni el amor ni la amistad ni la sensatez de la ocupación ociosa.
En domingo los gatos no salen de casa: 
se echan con los ojos vagos en el eterno domingo en el que viven
sabiendo que ese día es más domingo
que los otros domingos en los que habitan a diario.
Las lagartijas no se arrastran en las tardes de domingo,
tampoco los colibríes vuelan entre las flores; ningún capullo se abre
para dar paso a una astromelia,
ninguna hoja dulce brota de los troncos.
Las hormigas y cucarachas regresan a su vida privada y secreta,
insospechada por todos los que las odian.

Sólo un fino velo de polvo sobre la mesa, sobre la almohada;
sólo la telaraña rota y sin araña,
suspendida en lo invisible de la esquina de la casa.
Sólo eso existe en las tardes de domingo:
ruina, estrago, vestigios de otra cosa,
cenizas en el pelo, en los ojos y en los labios.
El recuerdo de las visitas de mi padre en domingo,
en las que sentado en el porche de la casa de mi abuela
hacía carros de madera y sillas para mis muñecas
y me contaba los cuentos de la tía Panchita
y otros inventados por él mismo
y me decía que en la guerra comían hojas de jocote y de guayaba
cuando estaban escondidos en el monte.
Y jugábamos los juegos que tal vez había jugado con los otros
guerrilleros de catorce años, de noche alrededor del fuego,
cuando la muerte como un ángel les guardaba la espalda:
por aquí pasó un soldado todo roto y remendado, lo que vi que no llevaba…
y yo me reía y me reía. Ahora ya no me río.

Mi padre lleva muerto cinco años
y este no es un poema sobre mi padre.

Es un poema sobre cómo en las tardes de domingo se abre la herida
como cauce en el que flotan todos los fantasmas
y no existe Dios y no sopla el viento
y las bestias se esconden y las plantas no crecen
hasta que, avergonzado de tanto descansar,
Dios regresa y da la cara el lunes por la mañana.

sábado, 13 de mayo de 2023

El juego de las prendas

 


"Corazón; estallado".

en la autopsia de Pasolini.


A veces hago de tu cuerpo una canoa para surcar la noche y un dolor. 

Después se hace de día y mientras bebo un café bien negro, con algo de lirismo y descontento, lejos de los tacones altos, vengo a morir en la playa de la página. Todo el mundo habla de la IA, una suerte de energía nuclear para el arte. 


              Nadie puede escribir por mí. Nadie puede escribir por ti.                                Nadie puede hacer el amor por mí. Nadie puede hacer el amor por ti. 


Los días, como dijo Larkin, son el lugar donde vivimos. Los días se desnudan en mis manos si les dejo. Eso intento. Lenta y obsesivamente, salvar algo de cada uno de ellos antes de que me roben algo ellos a mí. 

Ayer cantamos un cumpleaños feliz, mientras Pippa, la gata calicó de mi hermana, escogía mis muslos como guarida. El cielo relampagueaba a lo lejos aún silencioso. La conversación de unos y otros se convirtió en una danza que tan pronto desembocaba en un mismo tema como se volvía a ramificar de un modo natural y libre.



Women didn't have stockings during the war, so they painted their legs with tea and draw the seam line on them, me contaba mi madre. 


Mientras volvía a casa conduciendo sola, sabía que esa era la imagen que me iba a llevar, la de esas mujeres oscureciendo sus piernas con té y dibujando la línea de la costura en sus pantorrillas. 

Cuando uno no tenga nada que decir, cuando uno no tenga nadie a quien escuchar siempre podrá recurrir a la IA, o pintarse una costura simulando unas medias que no tiene o pedir que hagan el amor por ellos. 


sábado, 6 de mayo de 2023

naufragio azul prusia en una canción de Carlos Ann




"me ahogo cada vez que te acabo"

Carlos Ann



Hago de mi cuerpo servidumbre y dejo que el grito me cruce y amanse el mundo.

Los besos-furor, como la lluvia de los cementerios y el convoy de tu sangre, eso quiero llevarme. Nativo de mí, dices. Quiero habitar la abstracción/otro planeta con el idioma de tu risa, con la esencial mordedura que degüella soledades. Una Salomé de Beardsley que cobra vida derribando auroras de agua salvaje, acaba de cruzar mi esternón de puntillas. El músculo de terciopelo que encuentro en la periferia del momento/ruina viene y me da forma mientras fumas entre mis piernas, inhalas, exhalas y esa procesión de nubes de humo se va atando a mi cabello bajo el bruñir de tu mirada.

Estás en el poema, puedo verte mientras me ciño a tus pedazos.  

Hago de mi cuerpo un junco, un paisaje que es rasguño o sabrosa huella a la que regresar. Como a esas canciones, como a esos poemas que son trampas. Dulce alambre de espino, fábrica del verbo emboscada. Solo la ley de la víscera deshilachada. Porque son los flecos y el barniz de la luz lo que inunda y exalta. El mundo ahora es esta calle, o este camino sin asfaltar, con sus flores llenas de polvo, su polvo lleno de flores. El mundo es una presencia en un umbral golpeando con nudillos una puerta antigua y enorme que siempre se abre hacia dentro. O un peldaño roto en la mente del funambulista. O el pedazo que abarcas en la extensión de tus brazos. Vengo a ensuciarlo con un mal poema. Quiero ensanchar la piel del verso, de esos versos que son colonia de hongos negro-humo testimonio del incendio de la tinta. Así mis manos, tiznadas y no puedo dejar de oler la vida en ellas. Yo busco lo que ruge en este Occidente accidental. Algo que parece un animal. El voltaje del labio eléctrico. La cruz/luz donde amarran los sexos. El discurso de la pelvis borracha de la mujer que amas. O las costras del odio que ya no se derrama. Los santos griales de tu cabecita. El delirio es un túnel que te chupa mientras tu cabello te cubre los ojos y hueles a hierba mojada. Huye del verso castrado como de un licor que no aturda. Suda en los cambios de rasante del ser amado. Tristeza en polvo y gusanos/promesas de seda, se dejarán apartados en el plato. La carretera a tu desnudo es una cicatriz que serpentea, te acaricia y te maldice pero está ubicando el goce en el punto exacto, con carrozas de excitación y algo de sangre rimbaudiana. La picadura del arte es su imperio. Cultivar y cautivar. Desmayar y desnucar. Hay canciones que son himno de venas que in extremis marcan senderos para la turista hambrienta que se descalza y late, que se desviste y nace en y para la tormenta. 

Hago de mi cuerpo un remo místico, un volcán de saliva, una mirada que es espuela, un riff que es puñal nunca anestesia. Copa de adrenalina donde hundir tu nariz primero y hacerla danzar en círculos poderoso y desatado derviche. 

¿Sabes cuál es el color de mis recuerdos? Azul prusia. Y de fondo siempre el run run de una película francesa donde soy capaz de oler el hash en las medias de la protagonista. Sí, lo sé, vienes a bautizarte en mis neuronas, pero espera, que Lanegan está sentado en el salón y puedo cortar rebanadas de ternura mientras me quitas la arena de los muslos e inventas una playa en la cocina.