la gente está exhausta, infeliz y frustrada. la gente es
amarga y vengativa, la gente está engañada y temerosa,
la gente es iracunda y mediocre
y yo conduzco entre ellos en la autopista y ellos
proyectan lo que les han dejado de sí mismos
en su manera de conducir
algunos más odiosos, algunos más disimulados
que otros
a algunos no les gusta que los pasen, e intentan
evitar que otros lo hagan
-algunos intentan bloquear los cambios de carril
-algunos odian los coches más nuevos, más caros
-otros en esos coches odian los coches más viejos.
la autopista es un circo de emociones
pequeñas y baratas, es
la humanidad en movimiento, la mayoría
viniendo de un lugar que odia
y yendo a otro lugar que odia todavía más.
las autopistas nos enseñan en qué
nos hemos convertido y
muchos de los choques y muertes son la colisión
entre seres incompletos, entre vidas penosas
y dementes.
cuando conduzco por las autopistas veo el alma de
mi ciudad y es fea, fea, fea: los vivos han
estrangulado
su corazón.
Mirá adonde caigo en esta tarde gris buscando este poema maravilloso...24/06/2014.
ResponderEliminarUn año después, casi, y otra vez caigo acá, y me lo llevo, como si me robara pedacitos...
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