malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

martes, 1 de noviembre de 2011

La Folie Baudelaire - Roberto Calasso


                                                           Pido a todo hombre que piensa me muestre
                                                                                      lo que subsiste de la vida.
                                                                                                    BAUDELAIRE


Baudelaire le proponía a su madre Caroline encuentros clandestinos en el Louvre: "No hay otro lugar en París donde se pueda conversar mejor; hay calefacción, se puede esperar sin aburrirse y por otra parte es el lugar de encuentro más decente para una mujer." El miedo al frío, el terror del aburrimiento, la madre tratada como una amante, la clandestinidad y la decencia sumados en el lugar del arte: sólo Baudelaire podía combinar estos elementos casi sin darse cuenta, con completa naturalidad. Era una invitación irresistible, que se hace extensiva a quienquiera que la lea. Se puede responder a esa invitación vagando por Baudelaire como por uno de los Salons sobre los que escribió -o incluso como por una Exposición Universal-. Encontrando de todo, lo memorable y lo efímero, lo sublime o la baratija; y pasando continuamente de una sala a otra. Pero si entonces el fluido aglutinante era el aire impuro de su tiempo, ahora lo será una nube opiácea, en la que esconderse y recuperar fuerzas antes de volver al aire libre, en las vastas superficies, letales y pululantes, del siglo XXI.

(inicio de la novela La Folie Baudelaire)

2 comentarios:

  1. "Hay en el mundo, incluso en el mundo de los artistas, personas que van al museo del Louvre, pasan rápidamente, y sin concederles una mirada, ante una multitud de cua- dros muy interesantes, aunque de segundo orden, y se plantan soñadores ante un Tiziano o un Rafael, uno de aquellos que más ha popularizado el grabado; después salen satisfechos, y más de uno diciéndose: «Conozco mi museo». Hay otras personas que, al haber leído antaño a Bossuet y Racine, creen poseer la historia de la literatura". Baudelaire. El pintor de la vida moderna. Besos

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  2. Pobre Baudelaire, toqueteado malamente por el pérfido Calasso, a quien habría odiado. Ese Calasso que desprecia a los poetas y a las mujeres las considera víctimas activas. Uf.

    No he conocido en mi vida a nadie más retorcido, insidioso, satanico y peligroso que Calasso, a nadie que se recree más con el dolor ajeno, a nadie que se relama como él cuando oye hablar de sacrificios humanos, a nadie que suelte insinuaciones tan oscuras, a nadie a quien se le hayan suicidado tantos escritores, a nadie tan aficionado a mentar al dueño del Averno como él.

    Leer a Calasso es impregnarse de escoria metafísica

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