" Yo sentía una naturaleza tal que mis necesidades físicas desplazaban a menudo mis sentimientos. Cuanto más reflexionaba, más cosas desconocidas y olvidadas sacaba de mi memoria. Comprendí entonces que un hombre que no hubiera vivido más que un solo día podría sin esfuerzo vivir cien años en una prisión. Tendría bastantes recuerdos para no aburrirse.
(...)
Comprendí que había destruido el equilibrio del día, el silencio excepcional de una playa donde había sido feliz. Entonces disparé cuatro veces sobre un cuerpo inerte en el que se hundían las balas sin que lo pareciese. Fueron cuatro golpes breves con los que llamaba a la puerta de la desgracia. "
No hay comentarios:
Publicar un comentario