El ocaso consume -cera seca-
tu rabia. Vibra el gong
del último combate de la luz.
Esperando a que el día se derrumbe
tú piensas en el viaje, en una playa
de caracolas negras y brillantes, en reflejos
más altos que estas débiles bombillas:
un sol como una antorcha, un calor que te invoque.
Y la vida se anuncia -a pesar del peligro de las astas,
a pesar del terror y su estampida-
tan limpia en su regalo, tan serena,
tan posible que apenas la comprendes.
III
Uno piensa en vengarse al extinguirse.
Pero quién se consuela repartiendo
sus navajas, su invierno y su cadena,
yo quisiera cantar que la salud
es breve y milagrosa,
la carne os pertenece como un trono.
Hay una herencia en vida que no se adeuda a nadie.
Gozadla por entero, llorad lo suficiente.
XI
Y que no existe culpa en morder tiempo,
sólo un trozo de hora palpitando.
Hay muros u horizontes,
ojos para cerrar o buscar luces,
boca para los cantos o el veneno,
mano para el pincel o para el dardo.
Y que no hay inocencia en elegirlos.
(el extraño)
Yo me nutro de errores y de sangre,
jamás podré tener otro retrato
que este casi saber, este conato
de amor en la mitad de una masacre.
¿Hacia dónde camino? Es lo de menos.
Camino, que ya es mucho, y rompo el paso.
Mi sed ya no tendrá forma de vaso
sino de voz impura, aliento lleno.
He cambiado el escudo por la duda
y apenas reconozco mis heridas:
no es la piel, es el tiempo lo que muda.
Dejaré las limpiezas conocidas
por otras suciedades más desnudas
que consigan arder como dos vidas.
Ohhh Neuman es un hermoso!
ResponderEliminarMAGNÍFICO.
ResponderEliminarQué belleza de poemas... qué imágenes...
Mua!
Siempre que puedo tengo en mi mesilla la fiel compañia de un Andrés Neuman.
ResponderEliminarEstá todo dicho.
Bs
Me encanta la poesía del extraño... aunque no conozco al autor, me reconozco inculto en materia de poetas; y es paradojico, pues flirteo en mis letras con la poesía... lo que pasa es que cuando empecé a escribir poemas fue por un deshogo existencial, y al final me acostumbré a vomitar mis temores en papelitos improvisados y furtivos... Ahora es ya casi una obsesión, una necesidad. En este poema, el del Extraño, no se por qué me ha dado por imaginar un soldado que contempla la guerra con ojos arrepentidos, cansados... El tiempo y los choques con la vida y la muerte, cambian la actitud de cualquiera que tenga un poso se sentimiento humano. Un beso.
ResponderEliminarDespués de moverme -unas cuantas horas- por la blogosfera -te digo, de corazón (este el mío, uno que nada contracorriente)- que eres una gran poeta y que -desde mi humilde punto de vista- deberías dosificar tu obra.
ResponderEliminarMe he sentido en otro cuerpo -el tuyo- que siente como el mío. Llorando sangre y caminando sin camino.
Un placer leerte, amiga poeta. Bss, Ann@
Es porque es argentino, marciana, jajajajajaja.
ResponderEliminar¿Hacia dónde camino?
ResponderEliminarPregunta que me persigue últimamente a todos lados.