Es el único que cuenta. Los otros, cada vez más largos, cada vez más anodinos, no dan más que una pastosidad calentorra, una abundancia malgastada. La última, quizá, encuentra la desilusión de acabar una apariencia de poder…
¡Pero el primer trago! ¿El trago? Comienza mucho antes de la garganta. Sobre los labios ya este oro espumoso, frescura amplificada por la espuma, después lentamente sobre el feliz paladar tamizado de amargura. ¡Qué largo parece, el primer trago! Se bebe enseguida, con una avidez erróneamente instintiva. De hecho, todo está escrito: la cantidad, ni demasiada ni demasiada poca, que hace falta para el comienzo ideal; el bienestar inmediato puntuado por un suspiro, un chasquido de lengua, o un silencio que los equivalga; la engañosa sensación de un placer que se abre al infinito… Al mismo tiempo, ya lo sabemos. Todo lo bueno se acaba. Dejamos el vaso, y lo alejamos incluso un poco sobre el pequeño posavasos. Saboreamos el color, falsa miel, frío sol. Por todo un ritual de tranquilidad y de espera, querríamos controlar el milagro que acaba a la vez de producirse y de escaparse. Leemos con satisfacción en el frente del vaso el nombre preciso de la cerveza que habíamos pedido. Pero continente y contenido pueden interrogarse, responderse sin parar, nada se multiplicará más. Nos gustaría guardar el secreto del oro puro, y encerrarlo en fórmulas. Pero delante de su pequeña mesa blanca salpicada de sol, el alquimista frustrado no guarda las apariencias, y bebe cada vez más cerveza con cada vez menos gusto. Es una felicidad amarga: bebemos para olvidar el primer trago.
Para mí el primer trago es el más difícil, porque sé que ya no podré parar.
ResponderEliminarno creo que se beba para olvidar, ni en el primer trago, ni en el último, ni en ninguno. se bebe para recordar quién es uno realmente.
ResponderEliminarabrazos.
Me gusta como se resuelve el texto.Aunque para mí el más difícil,a la par que cinematográfico,fue el primer trago de whisky...Little drop of poison http://www.youtube.com/watch?v=2Owx7bgs8f4
ResponderEliminarMi primer trago es una botella entera...
ResponderEliminarme gustó la fotografía de Cartier Bresson (dos cuerpos desnudos en el agua) que tienes en tu rincón...esa misma foto cuelga en mi cuarto...junto a otra de Jerry Berndt...(sino lo conoces estoy seguro de que te va a gustar)
ResponderEliminarel primer trago es, precisamente, el que nunca podemos dejar de olvidar.
ResponderEliminarbesos