Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencias,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.
Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.
Tú lloras debajo del llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.
Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.
Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.
Tú lloras debajo del llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.
Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.
Pero hace tanta soledad
ResponderEliminarque las palabras se suicidan.
ESA FRASE.
Amo a Pizarnik.
La eterna Alejandra...
ResponderEliminarAlejandra es ese lugar al que siempre gustamos regresar. Un abrazo
ResponderEliminar^^
ResponderEliminarcuando leo a Alejandra, llego a pensar que el suicidio resulta tan natural como la caída de las hojas en otoño. la leo con no demasiada frecuencia, la leo con el mismo respeto de quien se recoge para rezar a su dios. casi nadie me dice tanto en tan pocas líneas, casi nadie me asusta tanto con tan pocas palabras.
ResponderEliminarPizarnik, tremenda!!!
ResponderEliminarPizarnik por aquí, El Apartamento ahí al lado... qué buen gusto.
ResponderEliminar